¿No te sientes satisfecho a pesar de haber comido lo necesario? Ojo cuidado, porque esos pueden ser problemas con la producción de leptina.
Si ya te comiste dos hamburguesas, tres órdenes de papas y una malteada, pero sigues con ganas de seguir comiendo, puedes tener algunos problemas con la producción de leptina. Whaaat?! Ahí te va.
Hay miles de razones por las que la gente come como si no hubiera mañana: tristeza, estrés, felicidad, ansiedad. La mayoría tiene la falsa creencia de que el día que quieran adelgazar va a ser cuestión de decidirlo y se hará la magia. Ah, pero apenas empiezan la dieta, el hambre se sale de control. Lo que pasa es que los niveles de hambre y saciedad no dependen solo de la fuerza de voluntad, sino de diferentes hormonas, principalmente de una que se llama leptina.
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La leptina es una hormona que se produce en la grasa. A través de señales nerviosas manda al cerebro mensajes para que coma o deje de hacerlo, para reparar las células, saber si hay o no hay energía y qué hacer con ella (guardarla como grasa o quemarla). Es una especie de mensajero que comunica a la grasa con el cerebro. También regula la calidad y el ritmo de tu metabolismo, o sea, de apagar o prender el botón del hambre.
Si bien, como ya te contamos arriba, esta es solo una de las tantas razones por las que puede que por más que comas no te llenes, aquí te dejamos algunos de los problemas con la producción de leptina que puedan estar generando eso.
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O sea que si tienes más grasa, tu cuerpo produce más leptina, entonces, ¿por qué la gente con sobrepeso sigue sintiendo hambre y lejos de quemar grasa la sigue guardando? Al tener tanta grasa de más y producir muchísima leptina, el cuerpo se satura y la señal de que queme la grasa, la que desactiva el hambre, deja de funcionar. A esto se le conoce como resistencia a la leptina. O sea que sí la tienes, pero tu cuerpo no sabe cómo usarla.
¿Qué te pasa?
Cuando te atascas de azúcar, harina refinada y alimentos procesados, tus niveles de grasa aumentan y también tus niveles de leptina, eso genera resistencia y daña la sensación de hambre y saciedad.
La inflamación celular, madre de todas las enfermedades, hace que el cerebro no reconozca los niveles altos de esta hormona.
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Si no puedes parar de comer por más que quieras, ve con un doctor para que te cheque los niveles de leptina. Los niveles adecuados son de 1a 15 ng/ml. Niveles más altos o incluso menores dañan la señal de hambre y saciedad en el cerebro.
Además de bajarle al estrés, elimina alimentos procesados, altos en azúcar y harinas refinadas y haz ejercicio, toma zinc para ayudar a que la leptina actúe mejor, L-carnitina para mejorar el metabolismo de grasas y magnesio, que trabaja inversamente con la leptina.
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