Oigan… ¿Qué tal esta nueva onda de que para las fiestas de los pubertos los padres de familia ya no avisan nada y ellos se organizan?
Así el otro día con la de 14 que me avisó de la fiesta de su amiga. Me esperé unos días pensando que en algún momento la mamá o papá de la festejada mandarían algún tipo de señal de humo para notificar el evento, hasta que el mero día sin haber recibido nada, tuve que solicitar el teléfono y llamarle yo.
La respuesta fue “aaaay sí, es que ahora ellos se organizan y a fulanita le daba pena que yo lo hiciera, pero no te preocupes yo voy a estar por ahí dándome mis vueltas, pero sin invadirlos eehhh, porque me pidió que los deje y solo vaya cuando les haga falta más comida o refrescos…”
Perdón… ¿Juaaaaaaaat? ¡De-qué-dia-blos-me-es-tán-ha-blan-do! ¿En qué momento de la vida se volvió cool soltar a los escuincles y dejarlos hacer su chingada voluntad? A ver:
No sé si no les llegó el memo pero ¡SEGUIMOS SIENDO LOS ADULTOS RESPONSABLES A CARGO DE ESTAS PERSONAS! y cuando hay una fiesta en nuestra casa no solo somos responsables del nuestro: somos responsables de TODOS. Si uno se accidenta saliendo de nuestra casa por estar intoxicado, los padres de esa criatura pueden proceder legalmente contra nosotros ¿sabían eso? Así que perdón, pero no, no podemos dejarlos que “ellos se organicen”, claro que ellos pueden hacer su grupo para avisar a sus cuates, peeero: eso no nos exime de:
-Pedirles una lista de invitados.
-Acordar, o no, si vamos a permitir el famoso +1 -que a mí personalmente me parece enfermo y extremadamente peligroso, porque a) no sabes quién es el +1 y b)no entiendo por qué no pueden ir solos y presentarse a la fiesta que los invitó su amigo y convivir con los que están ¿por qué siempre hay que ir pegosteado a alguien más y por qué les seguimos fomentando lo de no tener llenadera?… pero esa soy tal vez solo yo y mis extremismos-
-Comunicar a los papás de manera oficial el evento y hacernos responsables del mismo.
-Ponernos a su disposición en caso de cualquier eventualidad.
Estimados Padres de Familia: la regla número uno de ser papás es: ¡nos vale completamente madre si a los hijos les damos oso! -no importa cuando leas esto- nuestro trabajo es justamente ese: asegurarnos de estar presentes en todos los momentos y situaciones y garantizar su seguridad y, por supuesto, la de los chavos que nos prestan.
Me supera totalmente esta nueva filosofía de “soy super cool y lo que quiero es que estén felices y que si van a empedar pues mejor sea en mi casa”.
No-maaaa-men
Claro que no se trata de estar con una linterna dando rondas en la fiesta escrutinando a cada uno, eso efectivamente, qué oso. Se trata de ser más listos y que sepan que involucrarnos es estos planes no es una opción sino todo lo contrario: ¡una condición! Que ¡obvio! vamos a estar y que, de ninguna manera, somos solo los que rellenamos el bowl de las papas y mientras, estamos en otro lado empedando con los papás que van y vienen por los escuincles, porque la regla número dos de ser papás es: ser congruentes.
Nada da más bajón que ir a dejar o recoger a tu hijo y que los papás “a cargo” estén en su fiesta paralela y te ofrezcan “un vinito” ¡no manchen! ¿es neta? ¿Les estamos diciendo a los niños que no pueden tomar y en SU fiesta bebemos?
“Qué exagerada” me dijo alguien el otro día… pero ¿les digo qué? nuestros chavos están bebiendo TANTO y el tema del alcoholismo está TAN cabrón, que necesitamos exagerar. Necesitamos predicar con el ejemplo. Estamos, nosotros también, bebiendo demasiado. Y está ok si lo que quieren es una fiesta de adultos, cada quién sus malas decisiones. Pero no podemos seguirles mostrando a los chavos que empedar es súper cool. No debemos hacer de todos nuestros eventos un tema alrededor del alcohol.
¿Cómo esperas que tu hija no empiece a beber a los 14 si en todos los eventos sociales tú te sirves una cuba tras otra y no puedes comer sin una chela?
No podemos, bajo ningún punto de vista, lavarnos las manos ¿saben por qué? porque el chupe es la entrada más fácil -y socialmente permitida- al mundo de las adicciones. Y las adicciones son, la manera más básica de llamar la atención y decir ¡mírame! ¡mírame! Lo que nuestros hijos necesitan ¡es caso! y caso, es involucrarnos en sus eventos, aunque les caigamos gordos, hacer cosas con ellos, aunque nos de flojera y fletarnos la fiesta, la comida familiar, el evento social ¡sobrios! -aunque arañemos las paredes- para que vean, que no se necesita empedar para socializar, que hay otras maneras de convivir y que fumar, tomar y meterte cualquier tipo de sustancia, es jugar a la ruleta rusa permanentemente.
Los chavos siempre han sido chavos, siempre van a tratar de brincarse las trancas, experimentar cosas y medir sus propios límites -¡y los nuestros!- Sí. Pero los papás no estamos siendo los papás. Estamos siendo igual de inmaduros pensando que somos “relajados”, que “ya están grandes” y que entonces ya no importa el ejemplo que les demos y que son capaces de organizar sus eventos y que están en todo su derecho de pedirnos que no estemos en ellos.
Sorry. No
La chamba de ser papás ¡nunca! termina, pero se pone especialmente perra en la adolescencia. Es precisamente ahí cuando nuestros hijos van a ver si sus papás “como roncan duermen”, cuando más nos van a escrutinar, a observar, a imitar y especialmente: a juzgar.
Es ahí donde van a medir si todo lo que les hemos dicho es neta y donde nosotros, los papás, tendremos que demostrar de qué estamos hechos.
Eso, justo en el momento en donde tú y yo, nos estamos dando cuenta de que la vida, solo se pone más culera, cuando nos sentimos rebasados, cansados, vulnerables, cuando nuestros papás se empiezan a ir, nuestras relaciones a tambalear y nuestros cuerpos a desgobernar, justo cuando estamos empezando la bajada y donde lo que más queremos es tirarnos a las cubas y todos sus secuaces y lo que nos urge es aflojar el cuerpo….llega la adolescencia de nuestros hijos.
Y les digo una cosa: la opción soltar, que está siendo la más popular, es definitivamente la manera perfecta para que todo se acabe de ir a la chingada. Por decirlo de algún modo.
Lo que menos necesitamos todos en este momento de la vida son problemas que podemos evitar. La salud emocional de nuestros chavos depende prácticamente de nosotros -con las excepciones clínicas- y está completamente derivada de nuestra propia salud emocional.
No es casualidad que esto suceda a la par, al contrario, es como el examen final de hacerse adultos, de cómo manejemos nuestros temas será como manejemos la pubertad de nuestros chavos y de eso dependerá el resto de nuestra vida, nuestra relación con ellos y nuestra relación con nosotros mismos.
Así que ahí les van mis dos sugerencias finales:
Nuestros hijos nos están pidiendo a gritos que estemos, aunque eso en voz alta se escuche “qué oso mamá” y nuestros niños necesitan que les hagamos caso y nos hagamos cargo de nosotros.
Vayan y hagan algo al respecto ya.
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