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Lo que nadie te dice de una mujer dedicada a la educación

Esto es lo que nadie te dice de una mujer dedicada a la educación y a trabajar por ser su mejor versión tooodos los días.

Redacción Moi

Señoras y señores… con ustedes: Gabriela Gioconda Reza Borja, Rectora de la Universidad del Valle de México, campus Coyoacán. Una mujer que lleva el arte de enseñar tatuado en la piel: “soy una amante de la educación y una firme creyente de que la educación cambia vidas”. Con ella platicamos sobre lo que nadie te dice de una mujer dedicada a la educación y comprometida con ser su mejor versión sieeempre.

¿Cómo empezaste en la vida académica?

Gabriela: Soy licenciada en Administración por la Universidad Nacional Autónoma de México. Tengo una MBA, además soy egresada del programa de Alta Dirección del IPADE y tengo algunos otros diplomados en Liderazgo, Crédito y Cobranza en la Anáhuac, la Escuela Bancaria y Comercial. La vida me ha privilegiado para poder hacer más de 100 cursos con valor curricular en temas de trabajo en equipo, sensibilización laboral, ventas consultivas, etc. Me apasiona la academia y el aprendizaje.

Comencé a trabajar desde los 16 años, he tenido la oportunidad de trabajar en el sector de alimentos, financiero, educativo y varios años impartí clases. Mi mayor experiencia fue en la banca, fui banquera durante, estuve en 19 puestos distintos como el Contact Center, la red de sucursales, segmento de pequeñas y medianas empresas, el segmento premier, en jurídico, normatividad de crédito… La vida me fue llevando para ocupar el puesto de Rectora en la Universidad del Valle de México, fue un proceso muy interesante de 6 meses. Llevamos en este reto seis años, soy una amante de la educación y una firme creyente de que la educación cambia vidas, que la educación y el poder transformador de la educación llevan a una sociedad y a los individuos a un lugar mejor. Estoy aquí para poner mi granito de arena, para poder llevar a nuestro país y a muchas más personas a que mejoren su estilo de vida.

¿Existe el equilibrio entre lo personal y lo profesional?

G: Sí se puede, pero hay momentos. El equilibrio no siempre viene en la misma etapa de tu vida. Hay que aprender a construir por estadías: hay momentos para estudiar, hay momentos para trabajar, hay momentos para estar con la familia y hay momentos para disfrutar. El éxito se logra cuando logras discernir en qué momentos haces qué, porque no todos los momentos son para todo. Lo que sí es bien importante es que tú te sientas bien con lo que estás haciendo, por ejemplo: si hoy estoy trabajando muy duro porque yo sé que eso va a gestar con mi familia una mejor calidad de vida, porque mis hijos van a tener una mejor vida, entonces no tengo que estar pensando que soy una mala mamá porque no estoy, porque yo misma sé que es un tiempo para trabajar y mejor me ocupo en lugar de preocuparme en cuidar el corazón de mis hijos para que sepan porque su madre está trabajando tan duro y en cultivar su mente para que crezcan y tengan un ejemplo vivo de lo que tienen que hacer cuando ellos ya no te tengan, o incluso cuando te tengan, pero que sigan creciendo.

Entonces sí se puede, hay momentos donde vas a estar con tu familia, disfrútalos, abrázalos, diviértete, no pasa nada si eres la más grande ejecutiva, salte a barrer la calle con ellos y enséñales que es igual de valioso barrer la calle o comerte un taco de chicharrón en la banqueta que estar en el foro más importante y más elegante. Cuando tus hijos aprenden a ver ese matiz y en donde tú no te pierdes porque sigues siendo la misma persona estés dónde estés, creo que has cumplido con tu objetivo. Sí se puede, pero hay que ser diligentes y discernir en cada momento, ser consistente con lo que estás haciendo.

Pensando en las mujeres… Hoy en pleno año 2022, ellas siguen analizando los sacrificios que tienen que hacer entre crecer en la parte profesional o la personal. ¿Estos sacrificios siguen siendo una decisión que tienen que tomar las mujeres?

G: Creo que sí, sin duda alguna es una decisión, pero ¿qué no es decisión en la vida? En la vida tú decides si te levantas o no, si hablas o no, si sigues adelante o no. Porque la motivación es intrínseca, viene del latín movere, que quiere decir ponerse en movimiento. El coraje es una decisión personal que se elige, entonces claramente las mujeres tenemos que enfrentar muchos retos durante el día, por el rol que se juega en la sociedad, por ejemplo como madres en muchas de las ocasiones, y también al enfrentar el mercado laboral.

Sí es un reto importante, pero es posible porque estamos llenas de disciplina, de organización, somos multitask, podemos hacer varias actividades al mismo tiempo. Sí es un reto, pero hay que ser valientes, emprender caminos a horizontes de mayor estatura, hay que continuar adelante y demostrarle al mundo la valía y las virtudes que tenemos las mujeres para que, en conjunto con los hombres, sumemos talentos y haya mucho mayor rendimiento empresarial, organizacional y sobre todo, decisiones mucho más equilibradas en el día a día.

¿Quién te enseñó a ser valiente?

G: Considero que somos el resultado de varias cosas, en primera instancia, el ADN. Creo que en mi ADN ya traía por ahí el tema de la valentía, muchos en mi familia se caracterizan por esta situación. Dos, el contexto sociocultural en el que te desenvuelves. Tiene que ver mucho con lo que tus padres te inyectaron, los famosos introyectos, “si te caíste, levántate y sigue adelante”, creo que mucho es esta parte. El tercer punto es una vivencia personal que me ha hecho ser valiente: mi mayor hijo que tiene 19 años, es un chico con autismo. El día que me enteré, y por ende su vida no iba a ser sencilla y tampoco la mía, como padre lo que esperas es que te superen, que vayan adelante y cuando sabes que tal vez no va a ser un chico autogestivo, independiente y la vida te demuestra que hay cosas que no puedes resolver del todo, entonces aprendes a ver que todo lo demás se puede corregir si está en tus manos. Cuando entendí el “¿para qué a mí?” Empecé a transformar mis acciones, tengo un propósito, por algo me sucedió, tengo que influir en la vida de otros chicos y ser valiente. Siempre es mejor haber experimentado y haberte esforzado, que lamentarse por nunca haberlo hecho.

Tomaste una decisión de victimizarte o asumirla como una potencia de explorar tu fuerza y tu capacidad. ¿Qué te implicó tomar esta decisión de no victimizarte y qué le dirías a las mujeres que apenas van a ser mamás o están empezando su carrera?

G: Que somos vencedores desde el momento en el que pisamos la tierra y tenemos un propósito que cumplir. Si todos los espermatozoides que salen de una secreción masculina fueran fecundados por un óvulo femenino, con siete secreciones de un hombre aproximadamente se poblaría el mundo entero. Desde que nacemos ya le ganamos a una séptima parte del mundo, ¡dime si no somos vencedores! Pero el tema está en que nos la creamos, y cuando estemos aquí, descubramos nuestro propósito. Primero, ya somos vencedores; segundo, la vida siempre nos va a presentar obstáculos y tenemos que seguir adelante. Los obstáculos no los controlamos, pero nuestra actitud sí. Las acciones sí las controlamos, y siempre es mejor ser el personaje principal de tu historia que el co-estelar. Siempre lo veo como una película, el día de mañana va a estar tu lápida ¿qué quieres que diga? Nació, creció y murió. Porque tú no la vas a poder estar escribiendo, la gente que te rodeó y vio tus actos, serán quienes la pongan. Creo que venimos a esta vida a trascender, ser felices y ayudar a los demás; y cuándo cumplimos esos tres propósitos se cumple tu misión de vida.

Somos privilegiados, hay que hacer lo que amamos aunque tengamos obstáculos, hay que seguir adelante. Somos valiosos, no por la cantidad de títulos o trofeos, sino por la cantidad de aprendizajes que tenemos y la cantidad de veces que nos levantamos ante los fracasos, para continuar con una actitud propositiva hacia delante, siempre viendo el vaso medio lleno, no medio vacío.

Estamos presentando un cambio generacional importante con valores distintos, con realidades y posibilidades distintas. Tu gestión y función profesional te dan la oportunidad y el reto de estar en contacto con gente muy joven. ¿Qué estás viendo que son las fortalezas y debilidades de los jóvenes?

G: Creo que su fortaleza es su vivacidad, su jovialidad, su entusiasmo, sus ganas de ser felices y disfrutar el momento, eso sin duda alguna contagia y gesta una resonancia positiva. Los jóvenes siempre nos llenan de alegría y de sus voces, tienen el gran poder de la vitalidad y de la vida por delante, esa es su gran fortaleza. Sobre las áreas de oportunidad, y los aprendizajes que necesitan tener es darse cuenta que hay un futuro que se gesta con las acciones presentes.

Todo en la vida genera una factura que cobrar y que pagar, por eso es importante que entiendan que el tiempo es un recurso no renovable, ya no regresa. Lo que hoy hago va a tener eco en el futuro, siempre los invito a que cierren los ojos y se vean a cinco y 10 años, porque lo que hacen hoy, es lo que los va a llevar a ese futuro glorioso. Una de las cuestiones en las que deberían enfocar su vida y su talento es en planificar su vida. Hay que poner cuáles son sus motivos y sueños, planificarlos y comenzar a hacer acciones desde hoy, y sobre todo, no verter responsabilidades en terceros, adueñarse de su existencia y hacer lo que les toca como protagonistas de su historia. Creo que particularmente este es el reto más importante: que encuentren propósito. Hablábamos de vencedores, campeones y algo que cumplir en la tierra.

 

De pronto pareciera que una de las grandes inquietudes de los jóvenes es divertirse y que eso está peleado con ser estudioso, enfocado y demás. ¿Existe un punto medio?

G: Siento que hay un concepto errado de la felicidad, muchas veces se confunde con euforia, con risa, con alegría, y la felicidad no necesariamente es eso: es paz, consistencia y tranquilidad. Haces felices a los demás y viene de regreso, porque tiene un efecto de boomerang. Entonces, la felicidad no es pasármela hoy increíblemente bien riendo, la felicidad es gestar tu vida y tu proyecto, para que lo alcances trabajando por él en el presente. Cuando amas lo que haces, eres feliz. Si el día de mañana quieres ser químico o doctor y es algo que te apasiona, seguro que cuando estás frente a un libro te hace feliz. Es más, quieres aprender mucho más, cuándo estés frente a una persona que te va a transmitir su conocimiento eso te va a dar felicidad. Por eso yo diría que la felicidad es un concepto errado, la felicidad debe de transmitirte paz y conducirte a cumplir tu propósito.

En lo que ha evolucionado y sigue evolucionando la academia, ¿estás viendo carreras que puedan desaparecer y otras que se van a crear?

G: Claramente hoy en el mercado laboral hay una necesidad de las carreras que tengan que ver con las ciencias exactas, con el tema de la tecnología y ciencias de la salud. En estudios que hemos hecho en la universidad, donde participan los egresados y nuestros empleadores, donde se analizan las carreras mejor remuneradas y que mayoritariamente necesita el mercado, es bajo estas tres vertientes que te estoy mencionando. Tenemos que darle un impulso a las carreras como ingenierías, temas computacionales, ciencias de la salud… Porque van a tener un gran crecimiento y tendencia ascendente en el mañana, todas estas carreras deben de fortalecerse y esto implica un gran reto para nosotros como formadores.

En las encuestas de orientación vocacional nos damos cuenta que dos de cada 10, en términos generales, son los que a veces eligen estas carreras. Muchas veces los chicos le tienen temor a las matemáticas, entonces dicen “no voy a estudiar una ingeniería porque ahí es mucha matemática, mejor me meto a una carrera donde no haya tantas matemáticas”, pero la vida son matemáticas todo el tiempo: ¿cuánto cambio me das? ¿cuánto cuesta? ¿cuánto tiempo hago?. Esto en temas muy sencillos, más bien hay que apasionarnos y reaprender cómo enamoramos a los estudiantes para voltear hacia esas áreas de conocimiento que se tornan tan interesantes, mantener un equilibrio y una integralidad formativa en toda nuestra sociedad para evolucionar mucho más allá.

¿Estás viendo generaciones de jóvenes más respetuosas entre los géneros o todavía tenemos temas de machismo a superar?

G: Ya hay mucha más conciencia al respecto, principalmente por las nuevas leyes que se están impulsando, por las campañas que hacemos dentro de la universidad en términos de valores, el respeto y claramente entre los chicos hay más conciencia, pero todavía hay mucho camino por recorrer, porque evidentemente nos desenvolvemos en atención a la educación que tal vez recibimos en otros contextos o sectores, entonces, el cohabitar todavía nos cuesta. Como sociedad mexicana todavía tenemos un gran reto de cohabitar de manera armónica, trabajar en equipo, romper el individualismo para lograr de alguna manera propósitos únicos e individuales. Todavía tenemos un gran reto, tenemos que seguir trabajando en ese sentido padres de familia, la escuela y la sociedad en general para poder llevar a nuestros estudiantes a un mejor nivel de vida y mejores generaciones.

¿Qué le dirías a estas chicas que sienten que tienen un camino cuesta arriba y que tienen que demostrar a los hombres que son capaces y suficientes para construir el futuro que se imaginan?

G: Les diría que se esfuercen y sean valientes, que confíen y sigan adelante, que no desistan y trabajen en su branding personal, porque este es un gran reto que tenemos las mujeres, vislumbrar ante los demás y mostrar la valía que tenemos. Y que lo hagamos, porque muchas veces las mujeres en este tenor de ser reflexivas dicen “yo no estoy lista todavía para este puesto”, y a veces el hombre va y lo hace. Muchas veces deben de aventarse, aventurarse y estar ahí en la visibilidad, “el que no arriesga no gana”, eso es totalmente cierto.

En la vida hay que actuar y hay que hablar, hay que tomar el valor y creérsela, el coraje es una decisión personal y eso va mucho más allá del género, es una decisión. En la vida muchas veces vamos a tener voces del entorno, que nos van a decir que no podemos, pero el único que se la va a creer si puedes o no eres tú mismo. Les invito a todas estas mujeres a decir “¡sí puedo!” y “sí puedo porque soy mujer”. Hay que trabajar mucho, el éxito no se logra de la noche a la mañana, hay que esforzarse, hay que tener constancia, hay que ir hacia delante, hay que tener resiliencia. De que se puede, se puede.

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