Chamba y dinero
Por: Mario Guerra
El shock de perder un trabajo es tal que muchos se defienden como pueden y aunque digan “cero me afecta” claro que duele.
La realidad es que, lo reconozcamos o no, que nos hayan dado las gracias, aunque fuera con todo y una súper liquidación, no se siente padre. En cualquier caso, quedarnos sin trabajo es una pérdida importante y mucho dentro de nosotros se mueve cuando algo así pasa. Pero no te preocupes, que si te corrieron de la chamba, ¡no estás solo! Te decimos cómo superar el duelo de perder tu trabajo.
No solo es el mal trago que pasaste cuando te dijeron “llégale”, que eso de por sí da calambres, sino todo lo que viene tras perder la chamba. Y mientras más repentino, peor. Seguramente tienes deudas, planes, familia, renta o estabas ahorrando para tus años dorados. Sea lo que sea, esto te ha movido el tapete financiero y va a impactar también en el plano personal. Tristeza, confusión, miedo y hasta enojo son sensaciones normales en este momento. Date chance de sentir; eso es normal.
Nada más no te estaciones en el drama mucho tiempo y en cuanto tengas un poquito de ganas, empieza a moverte. La verdad es que solo tú sabes cómo te sientes y a qué ritmo moverte, así que ve sin prisa, pero sin pausa.
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Algo que hace frustrante que te corran es que la decisión la tomó alguien más y tú ni alcanzas a comprender qué pasó. Uno suele sentir que hace las cosas bien, que esto seguramente es una “injusticia”, pero pensar así solo empeora las cosas. Cada caso es muy particular, pero es muy poco probable que seas la víctima de un gran complot empresarial (especialmente si no es la primera vez que te corren en poco tiempo).
Nadie decide tu destino, pero cada uno decide el de su empresa, así que quien sea tiene el derecho a dejar ir a un empleado que no se alinea con los objetivos de la compañía. O con el que no se lleva bien. Así es y, pues, ni modo.
Mientras te recuperas del shock del despido vale la pena que pienses, con la cabeza lo más fría posible, cuál pudo ser la razón, qué pudiste haber hecho distinto o qué hubiera convenido que dejaras de hacer. Es como un análisis post mortem de esa chamba.
Y por más que creas que tú eres el bueno y los otros los malos, asume que al menos tuviste un 1% de responsabilidad. Si eres capaz de ver eso, sobre este porcentaje puedes empezar a trabajar en hacer cambios. La vida no volverá a ser la misma, pero no tiene por qué ser peor. Sobre todo si no estabas a gusto.
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Esta es la peor parte. Si eres muy joven, igual sientes que no das el ancho. Si no estás tan joven, a lo mejor piensas que ya estás en decadencia. La sensación de fracaso es un peso muy grande y se agrava cuando somos muy duros con nosotros. Esto es especialmente cierto cuando tu trabajo o profesión te ha definido y hasta dejaste de lado familia, amigos y tu vida personal más allá de lo laboral. Si apoyas todo tu peso en una mesa y te la quitan de repente, caes con todo.
Lo mismo pasa cuando te recargas mucho en la parte laboral, cuando te corren no puedes seguir siendo la misma persona y vas a tener que reconstruir tu identidad. Quizá sea una buena oportunidad para que no la bases en quién eres profesionalmente.
Es lo más normal que te preocupe, pero el futuro no es un lugar al cual llegar, sino el resultado de nuestras decisiones. ¿No te gusta lo que ves cuando imaginas tu futuro o temes lo que venga? ¡Estupendo! Ya sabes para dónde no quieres ir, así que ahora haz lo que debas para alejarte de la zona de estancamiento y toma las acciones necesarias para acercarte a la zona de crecimiento y cambio.
Si crees que andas arrastrando la cobija, checa esta nota sobre cómo manejar tu autoestima cuando te corren.
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