Salud
Por: Berenice Villatoro
¿La mayoría de nosotros nos enfermamos con el clima, o bueno, es al menos lo que pensamos, pero ¿es verdad que el frío te enferma?
La realidad es que el frío no te enferma, o al menos eso dice el estudio de la Dra. Virginia Banks de Northeast Ohio Infectious Disease Associates en Youngstown, quien asegura que el tema va más allá.
“Existen varios factores. El mero hecho de que haga frío no hace que uno se enferme”, revela, y es que si sales con ropa mojada o pasas mucho tiempo fuera de tu casa, puede ocurrir que enfermes. O que te enfrentes a cambios bruscos de temperatura, ¡eso sí puede darte en la torre!
De hecho, en el estudio de 2016 publicado en el Journal of Stroke and Cerebrovascular Diseases, se descubrió que las temperaturas del aire más bajas promedio ha impactado con personas que ya tienen problemas de salud, y las ha mandado al hospital con ataques cerebrales, pero eso, depende de problemas previos y no con el frío.
Cuando hablamos de las temperaturas bajas pensamos que tienen qué ver con las enfermedades, pero se requiere más para que ocurran, por ejemplo, si eres sedentario, es posible que la pases mal al enfrentarte al frío, pero esto sería más por la actividad, y menos por el clima.
“Un ejemplo muy bueno es que se han realizado varios estudios sobre personas sedentarias que palean la nieve después de una fuerte nevada”, dijo Theresa Beckie, profesora de la Universidad del Sur de Florida, en Tampa. “Si tienen una cardiopatía isquémica, estos guerreros de fin de semana corren el riesgo de precipitar un infarto”.
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Durante el invierno, las personas suelen permanecer en espacios cerrados y mal ventilados, lo que facilita el contagio de resfriados y gripes. Además, la exposición prolongada al clima puede reducir la circulación sanguínea en las vías respiratorias, haciendo que estas sean más susceptibles a infecciones. Por eso, aunque el frío no te enferma directamente, sí puede influir en factores que incrementan el riesgo.
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Cuando las temperaturas bajan, nuestro cuerpo enfrenta un mayor desafío para mantenerse saludable. El frío puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar la probabilidad de enfermedades como resfriados, gripes e infecciones respiratorias.
La clave para mantener tu cuerpo caliente es vestirte en capas. Este método permite atrapar el calor corporal y ajustarte fácilmente si la temperatura cambia. La primera tiene que ser térmica o materiales que absorban la humedad, y en la segunda, coloca ropa aislante, para que finalmente coloques un abrigo resistente.
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Una alimentación adecuada es esencial para mantener tus defensas fuertes durante el invierno. Aumenta el consumo de frutas y verduras, sobre todo aquellos ricos en vitamina C, como naranjas, kiwis, fresas y pimientos, que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico. Incluye alimentos calientes y reconfortantes como sopas, caldos y tés, no solo te mantienen caliente, sino que también aportan nutrientes esenciales.
En casa o en la oficina, es importante que los espacios estén a una temperatura adecuada y bien ventilados para evitar la acumulación de gérmenes.
Si usas calefacción, coloca un humidificador para evitar que el aire seco irrite las vías respiratorias. Usa cortinas gruesas o burletes para evitar que el frío se filtre por las ventanas y puertas. Esto también ayuda a mantener el calor en el interior.
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Por: Berenice Villatoro
