Después de leer todo lo que el agua fría hace por ti, no vas a querer salir de la regadera
Seamos honestos ¿a quién realmente le gusta bañarse con agua fría? Porque claro, cuando hace un calorón es súper refrescante y podemos sentir que nos cayó de diez. ¿Pero hacerlo todos los días hasta cuando hace muucho muucho frío? Parece complicado… Tanto los baños fríos como los calientes tienen sus beneficios. Pero en este momento nos centraremos en los que no se ven tan atractivos… los baños con agua fría.
Aunque puede que rompan con tu momento de relajación (o eso es lo que tú crees) no es algo que deberíamos descartar por completo, si eres del team que sale de la regadera casi de color rojo por el agua caliente, revisa bien estos beneficios de bañarte con agua fría antes de tu siguiente baño, quién sabe, igual y te empieza a gustar.
Incrementa la productividad: tu actividad mental se agilizará ya que después de un baño con agua fría te sentirás mucho más despierto y estarás más alerta para hacer tus pendientes. Incluso algunos expertos comparan los efectos con los de tomar cafeína por las mañanas.
Aumenta los niveles de oxígeno: cuando nuestro cuerpo recibe agua fría, se desencadenan varias acciones en nuestro organismo, entre ellas es que se acelera la respiración para poder regular la temperatura corporal. Esto a su vez hace que tengamos más niveles de energía, por lo cual necesitamos más oxígeno.
Mejora tu estado de ánimo: el agua fría estimula la noradrenalina, una hormona que produce alivio y mejora el estado anímico de las personas, ayudando a reducir la ansiedad y la depresión. Así que, aunque no lo creas, después de un baño frío te sentirás más relajado y dormirás plácidamente en las noches.
Mejora la circulación: el agua fría tiene muchos beneficios a nivel cardiovascular, nuestra tasa cardíaca aumenta y se contraen los vasos sanguíneos. La sangre viaja a gran velocidad y carga de oxígeno a los órganos principales y a los músculos, mejorando la circulación hacia estas áreas.
Ayudas a cuidar al medio ambiente: según la OMS, con un baño de 10 a 15 minutos podemos llegar a utilizar 300 litros de agua. Y el hecho de bañarnos con agua tibia muchas veces alarga el proceso, ya que dejamos correr el agua hasta conseguir la temperatura perfecta. Por suerte esto se puede evitar al bañarnos con agua fría desde el inicio: ahorrarás energía eléctrica, agua y tiempo. Para ayudar a ahorrar agua lo ideal es bañarse en 5 minutos.
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