Quizá sí te uuurge hacer una limpieza de closet, pero eso no quiere decir que estés a punto de ahogarte en tu propia mugre.
No creas que por tener todas tus mois en un librero ya eres un acumulador. Quizá sí te uuurge hacer una limpieza de clóset, pero eso no quiere decir que estés a punto de ahogarte en tu propia mugre. Conoce estos casos extremos y después ponte a tirar las cosas que te sobran.
Las Bouvier
Si Edith Bouvier Beale y Edith Ewing Bouvier Beale no hubieran sido familiares de Jackie Kennedy, nadie hubiera sabido que su mansión en los Hamptons estaba a punto de derrumbarse y las hubiera enterrado vivas. Los vecinos tuvieron que quejarse y, además de la basura, latas y desechos, la gente de sanidad encontró unos 300 gatos viviendo entre la mugre.
Jesse y Thelma Gasson
Estos abuelitos de Chicago desaparecieron y sus vecinos llamaron a la policía, que al llegar tuvo que tirar la puerta porque nadie abría. Al principio pensaron que no había nadie pero debajo de comida podrida, kilos y kilos de basura, y todo lo que te puedas imaginar, los encontraron literal enterrados vivos. Se los tuvieron que llevar al hospital porque estaban, entre otros males, anémicos.
Richard Wallace
Imagínate tener tanta mugre que se pueda ver desde Google Earth. El señor Wallace acumuló tanta mierda que la pila era más grande que su casa, hasta que sus vecinos y la gente que tenía que pasar por ahí no pudo más y lo denunció. Según él, era parte de sus derechos humanos el derecho a guardar toda la basura que quisiera pero el estado decidió que no era así. Con la ayuda de sus vecinos se deshizo, por fin, de más de 30 toneladas de basura y fue a terapia para superar su adicción.
Kenneth Epstein
Este acumulador de Las Vegas heredó el dúplex de su mamá y empezó a apestar hasta que la basura literalmente ya no cabía y se salía por las ventanas. La mayoría de los acumuladores dejan un caminito para poder transitar por su casa pero el mejor gateaba encima de toda la basura. Debajo de todo eso había nueve gatos muertos, 33 vivos y seis refrigeradores llenos de comida tan echada a perder que ya se era líquido.
Terry de Illinois
Terry creía que tenía unos 50 gatos vivos a los que no podía cuidar. Al principio, cuando tenía menos de diez, los castraba, pero se le acabó el dinero y dejó que se reprodujeran. En su refri había unos 100 gatos muertos que quería cremar y como no tenía dinero, entonces los guardó. Como no pudo salvar a su papá, que se murió cuando ella tenía 13 años, hizo su misión de vida salvar a todos los gatos callejeros del mundo. Sobra decir que no lo logró.
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