¿Cómo, cúando y dónde decirlas? Te explicamos el por qué mentar madres nunca pasará de moda.
A veces no sabemos cómo, cuándo y dónde decirlas, pero eso sí, ¡que bien se siente! Y es que la verdad, es liberador y no solo eso, hay pruebas científicas que aseguran que tiene un montón de beneficios como reducir el dolor físico, aumentar la tolerancia o reducir el estrés. Así que ahí te van los beneficios de mentar madres, en una de esas es la receta para ser feliz.
Por: Emma Byrne
Una que otra grosería al mes, puede aliviar tu estrés. Decir groserías tiene profundas conexiones en muchas partes del cerebro, una de las más importantes es que nos ayuda a procesar emociones y liberar la tensión, es casi casi como un analgésico natural.
Científicamente sentimos menos dolor cuando mentamos madres, pues según un estudio del psicólogo Richard Stephens, hablar con leperadas o mentar madres, disminuye el dolor físico y la ansiedad, previene la violencia y mejora nuestras relaciones interpersonales, ¿quién lo diría?
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Además de tener profundas conexiones y más allá de considerar a estas palabroootas inapropiadas, muchos expertos señalan que son efectivas. Además Emma Byrne, autora de “Mentar madres te hace bien”, nos cuenta que entre un 0.5% y un 0.7% de las palabras que salen de nuestra boca diariamente son groserías y ni como negar la satisfacción cuando salen de nuestro ronco pecho.
De hecho, algunos estudios sugieren que necesitamos que los he- misferios izquierdo y derecho coordinen sus esfuerzos a la hora de procesar emociones, que es cuando echamos mano de las groserías.
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Para dejes atrás la culpa de mentar madres, se estudiaron más de 73 mil perfiles de Facebook y resulta que la gente que ponía más groserías en sus entradas también usa construcciones lingüísticas que indican honestidad.
Las groserías son un factor fundamental para vincularnos con nuestro entorno social, crear lazos con el equipo y elevar nuestra moral; decir malas palabras, además de permitirnos comunicar información compleja de manera urgente, es una forma de mantener el nivel de confianza de manera positiva y si se hace de manera recíproca y divertida, te indica que la persona con la cual estás tratando de crear este vínculo, es honesta.
Richard Stephens es un psicólogo del comportamiento, hizo un experimento con 67 alumnos que meterían las manos en agua helada lo más que pudieran aguantar y no una vez, sino dos: una mientras maldecían y otra sin maldecir. El resultado fue que cuando decían groserías podían mantener las manos en el agua por más tiempo, su ritmo cardiaco se elevaba y su percepción del dolor bajaba; o sea que literalmente sentían menos dolor mentando madres.
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