Lo que no sabías que necesitabas saber sobre la muerte

Los famosos 21 gramos que según el ser humano pierde al morir, son un mito. Este viene del experimento de Duncan MacDougall, un científico escocés muy religioso que decía que los cuerpos perdían ese peso justo al momento de morir y que ese era el peso de su alma. Sus experimentos fueron revisados y resulta que sus protocolos no eran realmente científicos.

La cámara de cremación, conocida como retorta, puede llegar a una temperatura de 1100 grados centígrados.

Un humano se convierte en entre 1 y 4kg de ceniza tras ser cremado.

Los zurdos mueren unos tres años antes que los diestros.

Es un mito que el pelo y las uñas crecen después de la muerte. Lo que realmente sucede es que el cuerpo se seca, por lo que la piel se retrae y las uñas, la barba y el pelo se ven más largos.

El mosquito es el animal que más muertes humanas causa en el mundo, al transmitir enfermedades como la malaria, que se estima es responsable de la mitad de las muertes en la historia de la humanidad.

Hace unos siglos, la gente creía que la sangre de los recién ejecutados era un tónico para la salud, y le pagaba a los verdugos para tomársela caliente de la horca.

Hasta seis horas después de morirse, los músculos de una persona siguen sufriendo espasmos periódicamente.

El rigor mortis (o la rigidez de “estirar la pata”) es temporal, desaparece tras unos días cuando se rompen ciertos enlaces químicos en las células de los músculos.

Los victorianos tomaban fotos de sus seres queridos muertos como parte de su proceso de duelo y las ponían en sus casa, las enviaban a amigos y familiares o las usaban dentro de los medallones.

Uno de los primeros signos visibles de muerte es que los ojos se nublan, ya que el líquido y el oxígeno dejan de fluir hacia las córneas.

Los científicos han encontrado evidencia de que la conciencia puede continuar durante al menos unos minutos después de la muerte clínica.

Alrededor de 150mil personas mueren cada día en todo el planeta