Travel master
Por: Revista moi
Por aire, por nieve, por calles llenas de tiendas y galerías, por grandes restaurantes y un après épico, conocer Whistler en invierno y primavera te puede cambiar la vida.
Por aire, por nieve, por calles llenas de tiendas y galerías, por grandes restaurantes y un après épico, conocer Whistler en invierno y primavera te puede cambiar la vida. Te vas a querer sacar selfies en cada esquina de esta hermosa villa alpina. Con sus construcciones estilo europeo, sus museos, tiendas, boutiques originales, galerías, bares, restaurantes y un ambiente increíble, te vas a enamorar. ¡A nosotros nos encanta! Te contamos qué hacer en Whistler en invierno.
Estás en una góndola que se eleva suavemente de la estación hacia la montaña. El piso es de cristal y sientes un poco de vértigo, pero más emoción al ver hacia el suelo nevado y a los esquiadores y snowboarders pasar debajo de ti, y a tu alrededor, las cumbres blancas, el cielo de un azul impresionante, y tú, sumergido en la aventura de la nieve y todas sus posibilidades.
Así puede ser uno de tus días en Whistler, tomando un recorrido completo en el teleférico PEAK 2 PEAK, que es el más alto del mundo y une las montañas Whistler y Blackcomb para llevar a los esquiadores a las más de 200 pistas para este deporte, además de 16 cuencas y tres glaciares, restaurantes épicos y mucho más que harán de tus vacaciones algo para recordar toda la vida. Y para regresar y regresar, pues las actividades aquí no acaban nunca.
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Te vamos a decir un secreto: la esencia de viajar en invierno a la nieve en Whistler no es practicar deportes o pasarse el día afuera. Es el après: la bonita costumbre de reunirse a tomar un chocolate caliente, un drink, disfrutar una chimenea, escuchar música, comer delicioso y convivir.
Puedes convertirte en un maestro del arte del après dándote estos espacios de disfrute después de: desayunar, practicar un deporte, caminar por el pueblo, ver una exposición, ir a un concierto o lo que se te ocurra. En Whistler las opciones para disfrutar el après son muchas y buenísimas.
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Whistler está en la provincia de British Columbia en Canadá, a 125 kilómetros de Vancouver. Puedes llegar manejando la sea to sky highway, una de las carreteras más famosas del mundo, o por tren, helicóptero o hasta hidroavión, si el clima lo permite. En 2010, Whistler fue la sede de los juegos olímpicos de invierno y hoy puedes esquiar, bajar en bobsled y disfrutar de muchas de las instalaciones tal como hicieron los mejores atletas del mundo hace 14 años.
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Si piensas en actividades en la nieve, seguro la primera que se te viene a la cabeza es esquiar. Si nunca lo has hecho, no está nada mal aprovechar tu escapada a Whistler para aprender.
Es fácil rentar equipo, ropa y casco e inscribirse a una de las muchas escuelas de esquí –las hay para niños y adultos e incluso que hablan español– y pasar una mañana aprendiendo lo básico para lanzarte por las pistas más fáciles, sin miedo al éxito y con casco, eso sí. Lo mismo aplica para el snowboard, que es muy popular por las características del terreno en estas montañas.
Si ya eres un top en este deporte, en Whistler-Blackcomb te vas a dar vuelo, porque el 80% de sus pistas son intermedias y avanzadas. Este destino es la fusión de dos montañas (obvio, Whistler y Blackcomb). Puedes descubrir tu pista favorita entre las 200 que tienes a tu disposición, o para los más top, irte en helicóptero a lugares recónditos y practicar heliski.
Patina en hielo, baja por la montaña en una llanta en la pista de tubbing, camina con raquetas de nieve, date un día de spa nórdico en piscinas de agua caliente al aire libre, camina por Valley Lumina (una experiencia nocturna multimedia) y deja que la naturaleza haga su efecto.
Estarás más vivo, más creativo, más involucrado con lo que te rodea, porque ese es el regalo de la montaña.
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