Pero la lucha de poder, pero la intimidad, pero su propio espacio, pero el apego, pero los celos, y cómo tienen que aprender a resolverlos ¡YA!
Es evidente que hoy lo que requieren las parejas para estar satisfechas dista mucho de lo que necesitaban los matrimonios de antaño. Comenzando porque antes había un acuerdo único de pareja con esquemas bien planteados, roles establecidos y objetivos que todos conocían.
Hoy existen diversas formas de vivir el amor con acuerdos y formatos diversos que son poco claros y pocas veces explícitamente acordados.
Actualmente, además, la sociedad exige que las parejas funcionen de manera casi perfecta. Aunque el divorcio o la separación son cada vez más comunes, el ideal de “todo lo tendrás con ella, todo lo colmarás en él” es una expectativa imposible de lograr.
La mayoría de las parejas discuten por:
La intimidad
Ser íntimo es la capacidad de develarse o mostrarse al otro compartiendo el mundo interno: sentimientos, temores, anhelos. Los problemas aparecen cuando, en la relación, no se origina un ambiente en el que ambos se sientan seguros para expresar sus sentimientos y temores. O bien, cuando hay necesidades muy diferentes en cuanto a la necesidad y deseo de intimar. Hay quien requiere para ser íntimo “decirse todo”, hay que no necesita constantemente compartir su mundo emocional.
Una pareja funciona cuando tiene la posibilidad de mantener un contacto emocional con el otro. Esa comunicación no tiene que ver necesariamente con hablar, sino que con entender las claves no verbales del otro. Las parejas pueden tener una posibilidad de intimar sin dialogar.
Roles rígidos
La pareja ha evolucionado de un modelo único matrimonial donde a la mujer le correspondía ser la proveedora de afectos, la mujer sumisa, receptiva, entregada (a veces asexual), encargada de lo doméstico y la crianza, y el hombre el proveedor, frío emocional, activo, protector, encargado de los asuntos “importantes” y no de las “nimiedades” emocionales y domésticas.
Las parejas que logran mejores acuerdos y actualizan su relación con base en los cambios individuales y relacionales son las que tienen mayor posibilidad de durar y durar bien.
El compromiso
Toda relación, hasta una cana al aire, tiene un nivel de compromiso. Se confunde el compromiso muchas veces con la definición de la relación y con las dudas que se generan acerca del tipo de vínculo que une a las dos personas. Muchas veces se confunde estar comprometido con casarse, o con cuidar a los hijos del otro o con vivir juntos.
La diferenciación
• Diferenciarse es atravesar el proceso que nos constituye en individuos autónomos, destinos a nuestra familia de origen. Esto no significa romper con nuestros orígenes o distanciarnos de nuestros padres, pero sí conquistar la autonomía. Una persona diferenciada es libre para construir una pareja libre y tiene la posibilidad de estar presente para su nuevo núcleo familiar sin descuidar a sus padres y hermanos.
La pasión
• Hoy las parejas esperan una particular experiencia sensorial, intensa, sexual, sensual y pasional. Pero lo que más se afecta con el tiempo es el deseo sexual. Generalmente los primeros años aunados al conocimiento mutuo y al enamoramiento incluyen grandes dosis de pasión que con el tiempo, las rutinas y el mutuo conocimiento se atenúan sin que esto signifique que te tenga que terminar sino transformar. ¿Qué será lo mismo? No.
Cercanía – Distancia
• Por razones diversas – usos y costumbres, carácter, idea del amor, estilo de apego entre otras – las personas necesitamos diferente cercanía y fusión con nuestra pareja: algunos requieren de un compartir casi todo en cuanto a actividades, y otros son más individualistas buscando espacios privados, tiempos a solas, actividades consigo mismo.
Esto puede generar confusión en cuanto al amor que se tienen por sentir desapego por un lado o extrema demanda por el otro, generando roces, frustraciones y desgaste amoroso.
El tema del apego (necesidad de la presencia constante o flexible del otro) será materia de trabajo personal con el fin de no sobrecargar a la relación amorosa de las propias historias infantiles no entendidas ni atendidas.
El poder
El poder se juega siempre en cualquier intercambio humano. Y no es malo siempre que se use para construir. Pero quien tiene más poder tiene privilegios y por tanto tiene siempre tiene más responsabilidad.
Efectos de estos problemas
La imposibilidad de visibilizar estos asuntos, cuestionarlos y ponerlos sobre la mesa para manejarlos, generaran interacciones de pareja cada vez más centradas en la lucha de poder, en la crítica y desacreditación hacia el otro, en la frustración y por tanto en el desgaste de la relación. La posibilidad de resolver lo que tiene solución y de negociar y manejar lo que no tiene solución es la clave para que las parejas logren convivencias satisfactorias, duraderas y que apuesten al apoyo y crecimiento de cada una de las personas que la constituyen.
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