Por Mario Barragán
En casa
- Están realmente presentes. Apagan la tele, sueltan el celular y se dan tiempo para preguntarse ¿cómo les fue?, ¿cómo están?
- Cuidan su espacio. Planean y realizan actividades juntos que refuerzan su intimidad (pintar un espacio, cocinar).
- Se interesan por el otro y fomentan el cariño. Comparten tiempo de calidad, conversan y se dan muestras de afecto.
En todos lados
- Tienen detalles cariñosos. Pequeños gestos que los hacen sentir bien o especial a los dos.
- Hablan bien de su pareja. No se concentran en lo malo, ni comparten los problemas y defectos con otros. No convierten un problema personal en un chisme.
- Están en contacto. No es que tengan que hablar todo el día, pero si tienen horarios y agendas difíciles, un mensaje ocasional puede hacerles el día.
- Son amables el uno con el otro. Se dicen cosas bonitas. No se trata de hablarse chiqueado y decirse “bebé”, sino de hacerle saber a su pareja cuánto la aprecian.
- Tienen proyectos y metas en conjunto. Ya sea comprar una casa o irse de viaje, algo que implique el esfuerzo de ambos.
El más importante… Hay respeto. Se aceptan tal y como son, a pesar de las diferencias que puedan tener.