Tratan de resolver la crisis con propaganda, burda propaganda.
Por más que el gobierno mexicano intenta tapar la grave crisis de Derechos Humanos que vive el país, son varios los actores, nacionales e internacionales, que siguen poniendo el dedo en el renglón.
Más allá de descalificaciones, el Estado mexicano debería entender que negar lo evidente, lo que millones de mexicanos vivimos a diario, es criminal, es darles la espalda a las víctimas, es no abordar el problema y postergar su solución y el sufrimiento de las víctimas. Sin embargo, solo les preocupa mantener las formas actuales y no perder credibilidad ni prestigio.
Tratan de resolver la crisis con propaganda, burda propaganda. Frases vacías como “ya supérenlo” o “ya chole con sus quejas”. La otra forma utilizada es la descalificación de actores internacionales y ataque a organizaciones de la sociedad civil en México.
No han sido pocos los enfrentamientos, ¿acaso todos están mal? Solo el gobierno mexicano tiene el diagnóstico correcto, ¿será un complot como algunos analistas y medios de comunicación sugieren? Es mejor descalificar, golpear y sacar la información de la inmensa mayoría de los medios masivos de comunicación.
Solo por mencionar algunos: el Comité contra las desapariciones forzadas de la ONU, el Relator de la ONU contra la tortura, el equipo argentino de antropología forense, el Grupo interdisciplinario de expertos independientes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Human Rights Watch, Amnistía Internacional, Freedom House, Artículo 19, el Centro Pro de Derechos Humanos, la Comisión mexicana de defensa y promoción de los Derechos Humanos, el Instituto para la seguridad y la democracia y muchísimos otros. Todos con reportes similares.
El diagnóstico: ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada, tortura, desplazamiento forzado, ataques a periodistas y defensores de derechos humanos en un entorno de impunidad casi absoluta.
Mientras tanto las víctimas se siguen acumulando. Si el gobierno mexicano argumenta que esto no es real, que explique la realidad cotidiana, que garantice la no repetición de los actos de violencia, que no mantenga los niveles de impunidad rondando el 97%, que esclarezca los hechos violentos de los últimos años, que repare dignamente a las víctimas.
A todo esto, ¿dónde está la oposición? ¿Dónde están los medios de comunicación (hay sus honrosas excepciones, pocas, muy pocas)? ¿Dónde está la ciudadanía?
Se requiere un diálogo responsable y abierto. Voluntad, compromisos y no evasivas y propaganda. El camino será muy largo, ya vamos tarde. Se requiere la participación de la academia, organizaciones sociales, medios de comunicación, sociedad civil, empresas, clase política, gobiernos, instituciones del Estado y asistencia internacional.
Nuestra realidad debe indignarnos, comprometernos y actuar.
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