¿Cómo vivir con una persona con depresión?

No es fácil convivir día a día con una persona que se encuentra con cero ánimos y súper agüitados en diferentes aspectos de su vida. Cuando vives con alguien que tiene depresión, hay cosas que puedes hacer para apoyarlos o ayudarles a recuperarse sin caer en el mismo problema.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

¡OYE, TEN CUIDADO CON LA DEPRE! Este estado de ánimo puede llegar a hacerse crónico o recurrente y dificultar el desempeño en la chamba o la escuela, y la capacidad para afrontar la vida diaria, incluso en su forma más grave, puede conducir al temible suicidio. Cuando una persona padece de depresión “relax” se puede tratar sin necesidad de medicamentos, PERO cuando esa depresión ya está muy cañona se requieren medicamentos y psicoterapia profesional.

¿Tiene o no tiene depresión? MUCHO OJO:

La Dra. Mónica Solorzano Romero, quien cuenta con más de 10 años de experiencia como psicoterapeuta brindándole a sus pacientes tratamientos como: prevención del suicidio, adicción al amor, depresión y estrés nos comenta cuáles son los síntomas para saber si ese amigo o persona cercana a ti está pasando por una fase de depresión:

• Sentimientos de tristeza, ganas infinitas de llorar, sensación de vacío, desesperanza
• Irritabilidad o frustración, estallidos de enojo, incluso sobre cosas pequeñas
• Pérdida de interés o placer en muchas actividades
• Cambios en los patrones del sueño, ya sea dormir poco o demasiado
• Cansancio y falta de energía, lo que hace que cueste trabajo hacer incluso tareas que parecen sencillas
• Cambios en el apetito, bajar o subir de peso
• Ansiedad, agitación o inquietud constante
• Pensamientos o movimientos lentos
• Sentimientos de falta de valía o culpa excesiva
• Problemas para concentrarse, tomar decisiones, o recordad algunas cosas
• Pensamientos frecuentes o recurrentes de muerte, ideación suicida o intentos suicidas
• Problemas físicos sin explicación como dolor de espalda o de cabeza

Si lo ves cabizbajo o depre, échale una mano…

Muchas veces, cuando alguien está deprimido, te das cuenta de que algo está mal, pero puedes no saber exactamente qué es. Esa persona se comportará irritable contigo, podrá su barrera, no querrá aceptar tu ayuda en nada, y obviamente esto se convierte en algo frustrante para ti. Puedes observar como la persona llora frecuentemente, parece estar enojada, se aísla y puede tomar a mal tu acercamiento (como intrusivo). PERO TÚ PUEDES ÉCHARLE UNA MANO:

1. Infórmate: Lo primero que puedes hacer es enterarte de qué es la depresión, sus síntomas y como afectan a la persona.
2. Acepta la situación: Dile a la persona que estas dispuesto a escuchar y que estás en completo apoyo.
3. No minimices: Validar los sentimientos de la persona que tiene depresión. Aunque no los entiendas, le ayuda que le digas que se puede sentir así.
4. Apoya en todo lo que puedes: Ofrece tu empatía y cariño.
5. Aliéntalo a salir adelante: Busquen a un especialista, incluso puedes ofrecerte a acompañarlo a las citas.
6. No te desesperes: Ten paciencia, ya que es un proceso y toma tiempo.
7. Pon mucha atención en lo que te dice: Si la persona habla de suicidio o se ha lastimado, no lo dejes solos. Busca ayuda profesional y real retira medicamentos y objetos con los que se pueda lastimar.
8. Cuídate: Encuentra la manera de tener el apoyo que tú necesitas, formas de relajarte y hacer cosas que disfrutes. No entres en crisis.

Sobre todo, recuerda que no es tu culpa si tu ser querido tiene de depresión y que, aunque no puedes curarlo siempre puedes ofrecer entendimiento, apoyo y esperanza. Lo mejor que puedes hacer es preguntar de forma directa. El apoyo que le puedas dar va a ser parte importante de su recuperación. Un buen tratamiento funciona y le puede ayudar a retomar su vida para que pueda volver a disfrutarla.

Por Mónica Solórzano