Antes
- Planifica con tiempo. Hacer reservaciones, comprar boletos de avión y hasta apartar las actividades que quieres hacer con tiempo son la clave para ahorrarte unos buenos pesos.
Si te encanta la adrenalina también te puedes arriesgar a comprar de último momento, pero tiene más desventajas que ventajas, por ejemplo: ¿cómo vas a avisar en la oficina se te vas de la nada?
- Vuélvete un cazapromociones. Hay que estar pendiente de cuándo salen las ventas nocturnas de las aerolíneas o si la agencia de viajes va a tener alguna promoción de aniversario, etc.
- Compara precios. La investigación es la clave para no quedarnos con la primera opción (que suele ser más cara, por eso te sale primero). Compara las agencias, buscadores, compañías, alojamientos y anota los precios, quédate con la opción que más te guste y se ajuste a tu presupuesto. Investiga si en las fechas que vas a viajar los hoteles, Airbnb, agencias y restaurantes ofrecen algún tipo de descuento o promoción.
- Considera el tipo de cambio. Aunque eso de la cotización de las monedas no se puede controlar, sí puedes identificar el mejor lugar y momento para cambiar dinero. Hazlo en el aeropuerto y no te metas a la primera casa de cambio que veas, primero peina todas y ve la que más te convenga, los centavos pueden hacer la diferencia.
- Aprovecha los bonos de descuento. Casi todos los destinos tienen bonos de descuento para transporte y visitas culturales, créenos que sí te conviene. Algunos hasta te pueden ayudar a evitar las filas para entrar a determinados lugares, además de descuentos en restaurantes y tiendas.
Durante
- Dile que “no” a las comidas costosas. Es de los principales gastos que hacemos y si no los controlamos, nos vamos como gordos en tobogán. Haz un presupuesto diario y compra en un súper los munchies para armar un lunch. Busca hoteles donde por lo menos te incluyan el desayuno, así te ahorras una comida al día.
- Evita los gastos hormiga. De acuerdo con la CONDUSEF, los mexicanos invertimos aproximadamente 15,865 pesos mensuales en ‘gastos hormiga’, ¿te imaginas a dónde te podrías ir con eso? Las vacaciones no son la excepción, así que antes de comprarte ese llaverito con tu nombre en un arroz, pregúntate si es necesario. También puedes hacer un presupuesto para el transporte (ahórrate el taxi y viaja en el público) y propinas, a veces se nos va la mano.
- Aprovecha las promociones locales. Entra a blogs de viaje para que veas los imperdibles de cada lugar y enlístalos, ve si ese museo que te mueres por conocer es gratis un día a la semana. Visita las redes sociales de tu destino, ahí seguramente encontrarás los eventos organizados por el gobierno.
- Come como local. Las recomendaciones de restaurantes suelen ser para turistas o sibaritas, y obvio son más caros. No te estamos diciendo que no te des el lujito de ir a alguno, pero no diario, pídele a los lugareños recomendaciones para comer. Ellos te compartirán los lugares que cumplen las tres B (bueno, bonito y barato).
- Blinda tu tarjeta de crédito. Nos lo han dicho hasta el cansancio, no es dinero extra, así que no gastes más de lo que ganas. Llévala contigo para cualquier eventualidad, pero no la pases como si fueras un millonario. Recuerda los intereses.