Despídete de las células muertas con estos básicos de la exfoliación

La regeneración de la piel toma más o menos 28 días, desde que las células nacen en la parte más profunda de la epidermis hasta que mueren en la queratinización y se produce la descamación, que es un proceso de exfoliación natural. La edad, la contaminación y el estilo de vida son algunos factores que hacen que este proceso sea mucho más lento y que la piel se vea reseca y opaca. Pero eso se puede solucionar si te exfolias.

¿Qué es?
La exfoliación es un proceso que no puede faltar en tu rutina de skincare, porque con ella no solo le ayudas al cuerpo a eliminar las células muertas y las toxinas del día a día, sino a regenerar las capas nuevas de la piel y que se vea luminosa.

Tipos

Mecánica: se hace con movimientos de fricción sobre la piel y puede ser de cuatro formas.

• Cepillando: con cerdas naturales o sintéticas
• Rasurándote: en especial la cara. Sí, leíste bien, esta técnica japonesa llamada kao sori (conocida en inglés como dermaplaning) no solo te quita los vellitos, sino que también remueve las células muertas, estimula la producción de colágeno y suaviza las líneas de expresión.
• Usando un producto en pasta, crema o gel con gránulos que “raspen”. De estos hay dos tipos:
  1. Suave: a base de cera o aceites (como el de jojoba); sirve para todo tipo de piel.
  2. Fuerte: elaborado con gránulos de huesos de fruta (chabacano), cáscaras (nuez), sales marinas, café, arroz, azúcar y otros ingredientes que no se degradan y permiten una exfoliación mucho más profunda. Úsalos máximo una o dos veces por semana porque te podrían rayar la piel.

Química: la exfoliación es gracias a un ingrediente que ayuda a disolver las células muertas, por eso no necesitas tallarlo, pero eso sí, tienes que protegerte del sol cada que lo uses. Hay varios ingredientes, pero los más usados son:

• Enzimas: vienen de frutos tropicales como la papaya o la piña, que no irritan la piel y la renuevan de manera suave y profunda. Son ideales para pieles más sensibles.
• Alfahidroxiácidos (AHA): los obtienen de las plantas y vegetales con altos contenidos de azúcar. Aceleran la regeneración de las células y son aptos para pieles normales, mixtas y secas. Fortalecen la piel y disminuyen las manchas.
• Betahidroxiácidos (BHA): no son solubles en agua, por eso son ideales para pieles grasas o acneicas; además de que la exfoliación es más suave, se encargan de mantener los poros limpios y cuentan con propiedades antiinflamatorias.

¿Yo cuál uso?
Todo depende de tu tipo de piel y de la parte del cuerpo que quieres mejorar. Aquí te decimos cada cuando ponértelo:

Grasa: gel o sérum que evite que te salgan más granos y espinillas. 3 veces por semana.
Seca: exfoliante suave que incluya algún ingrediente emoliente, 1 o 2 veces por semana.
Sensible: exfoliante muy suave y con algún ingrediente humectante, 1 vez por mes.

¿Cómo lo hago?
Lo ideal es exfoliarte mientras te bañas para que te apliques el producto húmedo, ya que en seco te puede lastimar. Siempre termina con agua fría para que se cierren los poros y después de secarte, ponte la crema hidratante que siempre usas. Si vas a utilizar un exfoliante manual, da pequeños masajes circulares para la cara, el abdomen, el pecho, la espalda y las pompas; o movimientos ascendentes en brazos y piernas.

Ni se te ocurra:

• Evita el escote, las boobs y el contorno de ojos. Son las partes más sensibles porque la piel es mucho más delgada y delicada que el resto del cuerpo.
• No te talles como si fueras sartén, no por tallar y tallar vas a tener mejores resultados, al contrario, te puedes lastimar, irritar y provocar arrugas prematuras.
• Usa siempre bloqueador solar después de cualquier exfoliación porque la piel queda más expuesta.
• No te excedas, podrías resecar la piel, generar más grasa o cortes microscópicos y dejarla mucho más expuesta a los rayos UV y agentes ambientales.
• No te exfolies un día antes de depilarte con cera, te puedes litera, arrancar la piel nueva.