Una mala respiración puede arruinar lo que quieres decir, haz esto para respirar mejor mientras hablas.
Nati de Villahemosa me pide sugerencias para mejorar su voz. En artículos anteriores ya hemos tratado el asunto, pero con mucho gusto te pido que tomes en consideración estos útiles consejos en los que coinciden muchos especialistas en la materia como Norberto Malatesta en su libro Pido la Palabra o como D’ Órnano y Besson en su libro Hablar en Público sin Miedo.
Al respirar, cuando jales aire, llena el cuerpo abultando el abdomen; y al soltar el aire, vacía el abdomen.
Buena parte de quienes hablamos respiramos al revés, jalamos aire y contraemos el abdomen; soltamos, y abultamos, impidiendo así emplear el máximo de aire para crear voz.
No hagas ruido al respirar.
¡No ronques en público, no sorbas en público, no jadees en público! Respeta, no eres rinoceronte. Si te resulta necesario hacer ruido por no poder respirar suavecito, conviene que consultes un médico.
Se vale que hagas ruido al respirar si tienes intención de acompañar alguna expresión de fastidio o de sorpresa, pero nada más en esos casos.
Haz pausas, no muy prolongadas, pero haz pausas.
Hablar de corridito implica también respirar. Hay un flujo natural del habla, un ritmo, una velocidad que necesitan pausas, silencios; pero si te detienes no lo hagas por más de siete segundos porque los que te oyen querrán hablar.
Cuando te emociones de más, respira de más.
Si te está ganando la emoción y vas a chillar o te vas a soltar una carcajada, respira. No te tomes mucho tiempo porque la gente seguro que aplaudirá compasiva. Respira hondo y vuelve al tono y al ritmo naturales de lo que estás diciendo.
Tu voz puede ser más fuerte y más clara cuando estás de pie.
Una persona acostada, recostada, sentada, de cuclillas, agachada no tiene la misma flexibilidad para que una persona parada. Así que cuando regañes es mejor que lo hagas parado.
Mientras estés hablando no eches la cabeza para atrás
Haciéndolo no vas a ocultar la papada ni te vas a oír mejor ni van a pensar que te las sabes de todas todas, pero sí te puedes hacer daño a la garganta.
Tampoco sumas la cabeza en el pecho.
Echar la cabeza hacia abajo o hacia adelante reduce tu energía. Cuidado, porque la respiración se comprime y la voz sale monótona y sin fuerza.
No te jorobes.
¿No ves que tu voz pierde claridad?, se te dificulta el sostener frases largas y te provocas demasiada adrenalina, muchos nervios. No te agaches mientras hablas porque reduces la ventilación.
Si sientes el cuello tenso debes hacer círculos con la cabeza o pedir que te den un masajito.
El cuello tenso puede provocar que te quedes callada en los momentos menos oportunos. Un masajito puede ayudarte, pero nada más de cuello, no te vayas a seguir.
Equilibra cabeza-cuello-espalda.
No creas que lo último en lo que debes pensar para oírte mejor es en la respiración; a ver fíjate: con poco aire hay poco vigor en la voz, mejor cuida tu postura.
Mientras hablas, trata de estar quietecito.
A lo mejor no es tu caso, pero hay quienes sincronizan lo que van diciendo con movimientos de cabeza, brazos y manos. Si hablan rápido, manotean; si van enumerando entonces suben y bajan los brazos. Contrólate, demasiada expresión en lugar de ayudar, perjudica.
No menosprecies tu voz, cuídala. Más adelante te iré contando cómo la puedes potenciar y llevar con ella hermosos mensajes para los demás.
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