Los errores te ayudarán a salir de ellos más rápido en el futuro y tu productividad tendrá un repunte.
Ahí te van unos consejos para no seguir cavando tu propia tumba:
ADMITE QUE TE EQUIVOCASTE:
Lo peor que puedes hacer es ponerte a la defensiva con tu jefe. Si te dice que faltó algún cálculo en tu reporte, dile que tiene razón y proponle entregárselo más tarde.
DISCÚLPATE PERSONALMENTE:
Si la regaste en un trabajo de equipo, pide disculpas a tus compañeros después de la junta en la que se hizo visible tu error. Eso sí, no hagas un dramón o dejes tu dignidad en el suelo, porque parecerá que solo buscas la aprobación de tus coworkers y los incomodarás de nuevo.
ENFÓCATE EN LOS HECHOS:
Si después de un descuido ya estás pensando que te van a correr, perderás tu bono o eres el tonto de la ofi, hazle caso a los hechos, no a los sentimientos. Seguro disfrutarán avisarte lo que perdiste por ese error, pero mientras tú tranquilo. Y si alguien piensa que eres medio menso, no te preocupes por quitarte esa etiqueta, ocúpate.
AZÓTATE CON CRONÓMETRO:
Si ya te disculpaste e hiciste todo lo posible para reparar tu equivocación pero tu mente sigue picándole rewind y play a tu error, ponte un plazo para pasarla mal y desahogarte. ¿Cuánto? Unos 15 minutos y luego ponte a trabajar en otra cosa.
EVITA FUTUROS DESASTRES:
Como el miedo no anda en burro, evita hacer tu trabajo siempre a las carreras. En tu planeación contempla tiempo para hacer una última revisión antes de entregar. Si te toca hacer una presentación, ensaya.
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