Si eres el que dice “buenos días” llegando a la oficina y le contestan “tardes ya”, estás en problemas. Y no es ni broma, porque la hora a la que llegas a todo–en la mañana, a las juntas, a una cita–dice mucho más de lo que crees. ¡Aguas!
Empecemos por lo básico, la puntualidad es el reflejo del interés, sí o sí. Cuando no llegas a tiempo es súper molesto porque es una desconsideración y una falta de respeto hacia los demás, pero en la oficina pesa todavía más. Alguien a quien le vale el tiempo de los demás es percibido como alguien irresponsable, irrespetuoso, desorganizado, flojo, valemadrista, en fin, todo lo que no buscas en un empleado o compañero de trabajo. Y sí, sí importa lo que los demás piensen de ti en la chamba.
Lo que tampoco quiere nadie, es un empleado mentiroso que invente excusas tontas que se usan desde Gutierritos. Que si había mucho tráfico, que si tu cita anterior se alargó o que, híjole, no calculé bien los tiempos. Si vives en una ciudad grande, con tráfico, ya sabes que el metro se descompone y que la avenida principal siempre está parada, ¿entonces por qué no calculas que seguro va a haber un trafical? Y si tu cita anterior se alargó, es porque no la planeaste bien o, seguro, también empezó tarde.
Ya sabemos que siempre hay imprevistos, pero eso siempre deben ser excepciones. Si siempre llegas a tiempo y listo a tus juntas, cuando te pase algo extraordinario, todos te van a creer, es más, hasta se van a preocupar. Pero si diario llegas jadeando y sudando a la oficina, 20 minutos tarde, cuando algo suceda, absolutamente nadie va a pensar que el asunto estuvo fuera de tus manos. Además, ya te dijimos que andar llegando tarde es uno de los hábitos que más paz te roban.
Los 10 mandamientos de la puntualidad
1. Planea llegar a todas tus citas con diez minutos de anticipación o lo que tú consideres necesario. Así cualquier imprevisto no te va a afectar. Y siempre es mejor llegar una hora antes que un minuto tarde. Tampoco se trata de que estés hora y media en la recepción, ahí sí mejor échate un cafecito en el restaurante de al lado y anúnciate unos minutos antes de la cita.
2. Siempre sé el primero en la oficina. Que todo mundo sepa que cuando lleguen, ahí vas a estar. Así tus compañeros se van a sentir obligados a igualarte y tus jefes se van a dar cuenta del valor que tienes como empleado.
3. Programa todas tus juntas con horario de inicio y de final. TO-DAS. Así, si alguien llega tarde tú le puedes decir que tienes otro compromiso y que por eso pusiste ese horario. Puede ser una buena lección para el otro.
4. Ten siempre en cuenta los tiempos de desplazamiento entre compromisos. Aunque sea uno después del otro en tu propia oficina o en la misma sala de juntas, debes dejar al menos diez minutos entre cada cita para poder ir al baño, acompañar a la persona a la salida, checar tus llamadas, etc.
5. Evita confusiones a la hora de hacer citas. No digas “nos vemos el viernes en la tarde”, sé súper específico con un “ya quedamos para el viernes 22 a las 4:30”. Y manda una invitación por mail para que no haya de que “no quedamos en nada seguro”. Siempre cúbrete teniendo todo por escrito.
6. Organiza tus días sin congestionarlos. Si sabes que vas a estar justo para tus citas, programa menos. Si tienes una comida y te ponen junta a las 4, pide que la cambien. No vale la pena decir que sí a todo y quedar mal.
7. Pon alarmas en tu celular diez minutos antes de cada cosa que tengas que hacer, así si estás en el baño o en otra junta, sabes que te toca apurarte.
8. Si ves que de plano no vas a llegar por cualquier motivo, avisa con el mayor tiempo de anticipación posible con un mensaje, llamada, correo. Pero avisa ANTES, no cuando ya vas tarde. Si es que te dejó el avión o estás en el hospital, mejor reprograma la cita, en lugar de estar rezando por llegar. Siempre es mejor ser honesto.
9. No toleres la impuntualidad en los otros a menos que sea tu jefe o alguien con mucho poder sobre ti quien viene tarde. Si no es así, ten un tiempo de tolerancia (15 minutos es más que suficiente) y a quien llegue después dile que reprograme su cita porque pensaste que no iba a llegar y tienes otros compromisos. Vas a ver como esa persona no vuelve a llegar tarde. A menos que te avise con tiempo, ahí sí dale chance pero dile que tiene menos tiempo.
10. Predica con el ejemplo. Si pones una junta a las once, tú llega cinco minutos antes y a las 11:05 ya no dejes pasar a nadie. Tal cual como en la escuela. Si tienes un equipo a cargo, no seas el último en llegar porque entonces parece que no te importa mucho la puntualidad.
Ser puntual no solo es algo que haces por los demás, es importante porque te cumples a ti mismo.
Ser puntual…
Demuestra que tienes palabra
Da confianza al otro
Incrementa tu confianza en ti mismo
Asegura que estás en tu mejor momento
Refleja que tienes tu vida en orden
Muestra humildad
Muestra respeto
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