Primero tienes que saber que hasta los factores que te estresan se pueden dividir en dos categorías
Ya pasaron varios días desde que le pediste a un compañero que revisara un borrador, pero aún no sabes nada de él, y todos tus pensamientos son algo así: “Seguro cree que soy tonto” o “Mis borradores siempre son malos y no vale la pena leerlos”. Estos pensamientos obsesivos negativos se llaman rumia, ocurren cuando nuestra mente vaga hacia eventos negativos del pasado o la posibilidad de que ocurran. La rumia nos hace centrarnos en los problemas en sí, y no en las soluciones, haciendo que nos desconectemos del presente. Psicólogos de Harvard, estiman que solo dedicamos la mitad de nuestro tiempo al presente, y esto importa porque ¡somos más felices cuando vivimos el momento!
Lo bueno es que puedes aprender a traer tu mente de regreso al presente y dejar de rumiar. El primer paso es notar las distorsiones cognitivas (los trucos sucios que tú cerebro te juega). Te presentamos las “3 P’s” en las que solemos enfocarnos después de un evento negativo:
Cuando notes que empiezas a rumiar, replantea tus pensamientos. Aquí tienes algunas ideas:
Los factores estresantes se pueden dividir en dos categorías: por los que se puede hacer algo (withins) y los que están fuera de nuestro control (beyonds). Si estás ansioso por los withins (correos electrónicos sin respuesta o una fecha límite), lo más fácil para sentirte mejor es completar lo que te está estresando.
Perooo para los beyonds, debes reconocer que no puedes controlarlos. Programa 10 minutos de tú día para anotar tus ansiedades y ordenarlas:
No destaques preocupaciones hipotéticas como: “¿Qué pasa si me enfermo antes de la reunión con el cliente la semana que viene?”, mejor destaca preocupaciones reales que puedes resolver, y establece recordatorios para completarlas.
Por último, recuerda que tus pensamientos son simplemente eso: pensamientos. Reconócelos, y reconoce que no son verdades inevitables (aunque así se sientan). Todos tenemos voces en la cabeza, pero también podemos decidir cuáles escuchamos y cómo respondemos. Con la práctica podemos desarrollar una inmunidad mental al estrés permaneciendo en el presente y ocupándonos de las cosas que están bajo nuestro control.
Fuente: Time
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