Hay conversaciones que son más delicadas que otras, pero olvídate de empezar con un "disculpa, ¿tienes cinco minutitos?" Te decimos cómo lograr que te pelen y tengas éxito
Una conversación crucial puede aparecer en la vida en cualquier momento y saber tenerla en el contexto oficinista es especialmente valioso. Estos siete puntos te ayudarán a afrontarla de manera efectiva. Lo primero que tienes que saber es que uno tiene que ser obsesivamente específico y tener súper claro:
– Cuál es el punto a discutir en esta conversación
– Qué quieres decirle a la otra persona, tenerlo claro es fundamental para que no te salgas del tema
Una conversación de este tipo implica mucha emocionalidad, y las emociones, si no las controlas te pueden ir desviando hacia un lado poco deseable y es normal que te enganches. Por ejemplo, si comienzas una conversación con tu jefe para que te aumenten el sueldo pero luego le empiezas a reclamar que no te invitaron a la conversación de gerentes el año pasado y que te sentiste menos y que hace cinco años pasó tal… ¡imagínate! Mejor haz lo siguiente antes de estar frente a frente con la persona de la plática difícil.
1. PREPÁRATE POR ESCRITO
Tienes que empezar por apuntar de qué quieres hablar para estar preparado. Escríbelo por puntos y de ahí no te mueves. A, por B o por C y de ahí no te sales, no en plan necio, sino de ser firme. Esto es lo que yo le llamo la conversación por bullets.
Ejemplo: si tienes que tocar un tema con el responsable de logística, apuntas qué te está molestando y con tu hojita en mano le dices, “quiero hablar contigo de dos temas: el horario de entrega y los costos”; así de claro tiene que ser, y tú debes ser muy específico sobre cuál es el problema con cada uno de los puntos.
2. DESCRIBE SOLO HECHOS, NO JUICIOS
Se tienen que describir los hechos, nada de juicios de valor ni suposiciones. Como es una conversación importante, se vuelve sumamente emotiva, entonces, hay muchas suposiciones. Apégate a los hechos y mucho menos decir cosas como “es que yo pensé” o usar palabras como: todos, nunca y nadie.
3. DEJA CLARO CUANDO ALGO ES TU OPINIÓN
En la conversación usa frases como “desde mi perspectiva” o “lo que yo he observado”, para que no parezca que quieres imponer tu punto de vista. Eso sí, no es de sentimientos, ¿eh? Son observaciones de situaciones y hecho. Comprende también que tu punto de vista es solo eso.
4. EVIDENCIA CÓMO TE SIENTES ANTE LA SITUACIÓN
Tener el control de la plática no quiere decir que no importen sus emociones. Lo que sí es fundamental es que logres reconocer, administrar y controlar la emoción. No es que digas, “es que estoy enojada porque tú me hiciste”, pero sí, “me hizo enojar lo que hiciste, me decepcionó lo que pasó”. Aquí es súper importante verbalizar nuestras emociones y no actuarlas para que el otro entienda en qué falló o de qué manera pudo hacerlo mejor. No dejes que se desborden tus emociones, no es el lugar ni el momento.
5. MUESTRA SIEMPRE APERTURA Y ESCUCHA GENUINAMENTE
¿Cuántas veces te ha pasado que alguien te está diciendo algo y tú en tu ruido mental estás, “claro, ya sé lo que me quiere decir este cuate”? Nuestro ruido no nos permite escuchar, empezamos a hacer interpretaciones y crear historias que no sabemos si son ciertas. Para evidenciar que estás en una escucha genuina con la otra persona tienes que verbalizar lo que estás pensando, “ok, lo que me quieres decir es esto, lo que estoy entendiendo es tal”. Es un milagro que existan las relaciones humanas porque muchas personas no saben expresar lo que están pensando, entonces si tú le vas diciendo lo que entiendes puede decirte, “sí, exacto” o “no, eso no es lo que quiero decir”.
6. DEJA MUY CLARO LO QUE SÍ ESTÁS ESCUCHANDO
Eso se demuestra con hechos, no con palabras. Tiene que ser genuino. Evita tomar tu celular y distraerte, ponerte a checar tus correos o mandar mensajes. ¡Míralo a los ojos! Aquí no hay más explicación, es por mero respeto.
7. OFRECE UNA SOLUCIÓN Y MUÉSTRATE ABIERTO
Normalmente cuando vas a tener una conversación crucial estás pensando en lo que tú quieres y punto. Pero aquí acabas perdiendo si te presentas así, en cambio, si vas abierto te expones a que la otra persona pueda darte una solución que tú quizá ni te habías imaginado o pensabas que no era opción. Tú ibas a llegar a esa conversación centrándote en lo que está mal y podías terminar peor.
Sea cual sea la conversación y sin importar el resultado, debemos tener una cultura de aprendizaje. Si tuviste una conversación crucial exitosa, felicidades. Examina, viendo hacia atrás qué fue lo que hiciste bien, qué te funcionó y qué debes seguir fortaleciendo. Si salió mal por algo que tú no hiciste como debías, hazte responsable, si no fue por algo que tú hiciste, piensa cómo pudiste haber evitado que eso se fuera por ese camino. Recuerda que no tenemos control sobre nuestras circunstancias, pero sí sobre cómo reaccionamos a esas circunstancias.
Para la próxima, corrige lo que tengas que corregir y refuerza lo que haces bien, porque seguramente, si hay una preparación de bullets, de conciencia, de objetividad y emocionalidad, te puedo asegurar que esa conversación crucial será muy exitosa.
¿Te gustó esta nota? Califícala
Alejandro Dumas 241 / Col. Polanco-Reforma / CP. 11550 / CDMX. / Teléfono: 9126 2222
© Todos los Derechos Reservados de Media Marketing Knowledge Group www.mmkgroup.com.mx
Prohibida la reproducción total o parcial, incluyendo cualquier medio electrónico o magnético.