Chamba
Por: Redacción Moi
Ser una mujer poderosa no es cualquier cosa. Por suerte, es algo que se puede aprender, practicar, y perfeccionar.
Ya pasaron las épocas en las que los hombres trabajaban y las mujeres cambiaban pañales, y ahora, aunque cada vez hay más mujeres en el ámbito profesional, su participación sigue siendo inferior. Las mujeres nos imponemos barreras, nos saboteamos a nosotras mismas. No nos empoderamos ni creemos en nuestro talento. Por eso aquí van algunos tips para potenciar nuestra carrera profesional y tips para saber cómo ser una mujer poderosa.
Las mujeres somos nuestros peores críticas. El 55% de las madres que se quedan en casa, pero tienen orientación laboral, preferirían trabajar y se sienten juzgadas por no contribuir a las finanzas del hogar y por no aprovechar su formación.
Las madres que trabajan se sienten juzgadas por la limpieza de sus casas, por no cuidar de sí mismas y por la cantidad de tiempo que pasan con sus hijos. ¡Todas nos sentimos culpables! Mejor define tus prioridades y no te victimices.
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En general, a las mujeres nos educan para no tomar riesgos. En la infancia nos dicen frases como: no te vayas a caer, no te despeines, no te ensucies, no seas brusca, eso es de hombres, en lugar de: sé valiente, atrévete, sé líder, puedes lograr lo que te propongas, eres una campeona, no importa si te equivocas. Desde pequeñas aprendemos a no alzar la voz, por lo que no es de extrañarse que cuando estamos en una junta no nos hagamos notar. Levanta la mano y haz ruido con los tacones.
Los hombres suelen atribuir su éxito a ellos mismos, pero las mujeres se lo atribuyen a las condiciones externas, a otras personas o a la suerte. Son pocas las que aceptan públicamente que han llegado hasta donde están gracias a su talento y esfuerzo. Cuando se presenta una oportunidad de promoción, las mujeres creen que deben cumplir al 100% el perfil de la vacante para postularse.
A diferencia de los hombres, que aunque solo tengan un 50% de los requisitos y competencias, deciden hacer el intento. Toma riesgos, si tú no crees en ti, menos lo harán los demás.
Vivimos en un mundo de negocios masculino, pero no es necesario adoptar su estilo de liderazgo para tener éxito. No somos hombres, debemos participar en el mundo laboral desde nuestra feminidad. Las mujeres tenemos naturalmente muchas de las competencias que se requieren en el siglo XXI.
En general somos mejores comunicadoras, formamos equipos, trabajamos colaborativamente, ponemos atención a los detalles y a la calidad y nos comprometemos. Las capacidades femeninas son las que hoy se requieren.
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Un hombre y una mujer entran en igualdad de condiciones a su primer empleo. A los dos años, el 57% de los hombres han negociado su primer salario, comparado con sólo el 7% de las chicas. Según el Global Entrepreneurship Monitor, las mujeres terminan la universidad con mejores calificaciones, pero antes de cumplir 30 años, estarán ganando 10 % menos que ellos.
Negociar no solo se refiere al salario, también a proyectos, horarios, responsabilidades y cualquier cosa que desees. Ten claro tu objetivo, lo que ofreces a cambio y habla.
Así como existe el techo de cristal, hay un muro de palabras que se refiere al lenguaje que usamos. Los hombres hablan de manera contundente, seguros, decididos. Las mujeres usamos menos el pronombre “yo” y dudamos de nuestras afirmaciones. Mientras que para los hombres el objetivo es informar, al género femenino le importa más compartir y hablamos de manera indirecta.
Por ejemplo, decimos “me parece que una opción para resolver tal problema podría ser…”, en lugar de “la solución a tal problema es…”; decimos “pongo a su consideración” o “salvo su mejor opinión”; en lugar de “lo que hay que hacer es esto”. No des rodeos y ve directo al grano. Demuestra certeza al hablar, de otra forma no vas a convencer a nadie.
Debemos comprometernos con nosotras mismas, con nuestra capacitación y desarrollo si queremos seguir creciendo. Reconoce tus cualidades y analiza cuáles te hacen falta para el siguiente nivel.
Pregúntate: ¿qué capacidades son esenciales para el trabajo?, ¿cuáles puedo aprender?, ¿tengo dinero y tiempo para invertir en mí?, ¿quiero hacerlo? Para aprender, a veces es necesario desaprender.
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Una persona con más experiencia que tú podrá guiarte. Los mentores te ofrecen consejos y retroalimentación; pueden estar dentro o fuera de tu organización. Los sponsors promueven y apoyan públicamente a la persona, suelen estar dentro de tu organización. Si tú no lo buscas, no creo que vayan a tocar a tu puerta. La beneficiada serás tú.
El mundo de los negocios sigue siendo masculino, esto se debe a estereotipos que propician que los adjetivos usados para el género femenino en el mundo del trabajo, tengan una connotación negativa. Por ejemplo:
HOMBRES | MUJERES |
ASERTIVO | AGRESIVA |
LÍDER | CONTROLADORA |
NETWORKER | CHISMOSA |
INNOVADOR | IDEALISTA |
FUERTE | PREPOTENTE |
ANALISTA | INDECISA |
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