Las lesiones de rodilla son los trastornos más comunes en personas activas. Además, es un problema rodeado por mitos: la sabiduría popular dice que una vez que tienes "tocada" la rodilla, ya nada será igual e incluso que puede ser peor pasar por cirugía
Por Samuel Sebastián Castañón
Comencemos por decir que la rodilla es un órgano móvil y por leyes físicas estará sometida con el tiempo a cierto desgaste. Pero hay personas que son más propensas a tener malestar en la rodilla. Por eso hay quienes se echan maratones y dicen sentirse muy bien, y otros que con veinte escalones se quieren matar. Factores como la nutrición, el estado hormonal y el acondicionamiento físico de cada persona, y hasta sus decisiones, influyen en las lesiones.
¡Ay, qué dolor!
La primera señal para saber que algo anda mal con nuestra rodilla es sin duda la presencia de dolor. Es nuestro cuerpo avisando que algo anda mal. No todos los dolores son iguales pues es perfectamente normal tener algún grado de molestia al iniciar un ciclo de ejercicio de exigencia o un cansancio muscular al trabajar un segmento en específico. Y ya sabes que es mejor seguir haciendo ejercicio para que pase el dolor que “descansar” tu cuerpo. Eso sí, de haber un dolor severo, limitante o que dure más de 72 horas, hay que parar.
La causa más común viene del desgaste de la capa interna de fricción (el cartílago, que por cierto tiene altas propiedades para disminuir la fricción) y comienza a ser más patente después de los 30 años. Es muy común que te empiece a doler al subir y bajar escaleras, ponerte en cuclillas o hacer sentadillas, y que te empiece a molestar si estás parado mucho tiempo. Ahí sí que es la edad y es hora de ir a alineación y balanceo con un ortopedista.
Cuando algo sí pasó
Existen otros tipos de lesiones que son las de los ligamentos, esos resortes que meuven a nuestras rodillas. Este tipo de lesiones se produce al hacer ejercicios o movimientos bruscos, como en el deporte, o con una caída que rompa dicho ligamento. Los deportes de contacto como el futbol soccer o americano son disciplinas fuertemente asociadas a lesiones de rodillas.
La rodilla es una articulación ultracongruente, si una de sus partes deja de funcionar, la rodilla no va a trabajar como debe de ser. Hace movimientos para los cuales no está diseñada y puede producir daños extras en otras zonas.
El ritmo de desgaste de las rodillas aumenta con ligamentos rotos, de hecho, se incrementa hasta siete veces la posibilidad de tener desgaste y necesitar procedimientos más severos a futuro. ¡Lo más preocupante es que el simple hecho de tener los ligamentos rotos no duele! Esto genera que muchas personas jóvenes decidan seguir como si nada con consecuencias incapacitantes a largo plazo. Por eso luego te encuentras a una persona de 40 con rodillas de viejito.
¿Cómo saber si me lastimé un ligamento?
– Es frecuente al bajar de una escalera, resbalar y quedar sentado sobre mi rodilla “torcida”, habiendo sentido que algo “tronó”. Lo que suele pasar es que se te hinche pero se resuelva en los siguientes días, quedando solo la sensación de que “algo falla” y la rodilla se siente floja para actividades como saltos. Como realmente no duele, lo ignoras. Pero si tienes algún golpe o caída, es necesario revisar.
– Un mecanismo menos frecuente pero también real son los microtraumatismos, que en personas susceptibles a daño, generan microrrupturas al practicar algún deporte y con el tiempo van “aflojando” nuestra rodilla sin nunca haber experimentado una lesión franca que explique el problema.
– Un último modo de lesión sería por la degeneración de tejidos asociada a la edad, donde personas de más de 40 años sufren rupturas de ligamentos, meniscos o tendones por actividades aparentemente comunes como, literalmente, agacharse a buscar debajo de la cama. La explicación de esto es que el tejido tiene una debilidad asociada a degeneración de las fibras de colágeno y un movimiento o carga simple es suficiente para provocar una ruptura que a menudo requiere cirugía.
Protégete de las lesiones
Si ya me lastimé…
La respuesta es muy variable, pero ante todo debemos buscar la seguridad y usar el sentido común. No por cualquier golpecito queremos que vayas al consultorio, pero sí recomendamos una consulta cuando hubo algún mecanismo de lesión muy claro, hay presencia de dolor fuerte o una incapacidad muy marcada para mover la pierna.
Si el malestar es progresivo, es todavía más importante ir al doctor. Por sencillo que aparente ser un problema, si persiste en el tiempo y da molestia es indicativo de una lesión que probablemente no se resuelva sola.
Importante: ¡La severidad del dolor es uno de los peores indicativos para evaluar la gravedad de una lesión! Existen personas que tendrán menor sensibilidad al dolor y pueden omitir una fractura o una ruptura completa de ligamentos, y habrá personas que sufran un dolor intenso por un golpe con un sillón. Tú sabes tus dolores y debes saber cuando algo necesita ayuda.
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