Por Francisco Azar, médico internista con especialidad en cardiología
El sistema nervioso hace que todas esas cosas vitales, como respirar, se hagan automáticamente, sin que tengas que pensar y hacerlo conscientemente. Este sistema tiene dos vías de conducción, el nervioso periférico (SNP) y el nervioso autónomo (SNA). Para fines prácticos, digamos que el SNA es regulado por un nervio central llamado vago y, además de ser la conexión entre el corazón y el cerebro, tiene a su cargo funciones como el pulso, la presión, la temperatura y la respiración.La disautonomía es una condición cardiaca que se da, básicamente, cuando el nervio vagal (que es lo mismo que el vago) es mal portado y altera todo el SNA. ¿Por qué mal portado? Porque frente a cualquier cambio repentino, como una emoción, una infección, un desvelo, fiebre, dolor, pararse rápidamente o no sentarte en mucho tiempo, cambios bruscos de temperatura o cualquier cosa que altere el estado habitual de la persona, el regreso de la sangre no oxigenada que va de las piernas al corazón disminuye, esto quiere decir que tu presión baja de forma brusca y llega muy poco oxígeno al cerebro.
Cuando llevamos mucho tiempo sentados y nos paramos (o al revés), alrededor de 60% de la sangre del cuerpo se va a los vasos localizados en las extremidades, es decir, nuestra parte de arriba se queda con menos sangre en un microsegundo, por eso en ese momento que te mueves, el cuerpo tiene que hacer ajustes para aumentar la presión arterial diastólica y compensar los niveles de la sangre. Cuando alguien padece disautonomía, el SNA no reacciona tan rápido como el movimiento que hace el cuerpo.
¿CÓMO SÉ SI LO TENGO?
Hay tres manifestaciones clave:
De repente te mareas, te sientes débil y te desmayas. Tienes que aprender a reconocer los síntomas y, a la primera, sentarte y levantar las piernas. Lo más peligroso no es el desmayo, sino que te lastimes.
¿Te suena conocido?
Los síntomas de la disautonomía se confunden fácilmente con depresión, fibromialgia, fatiga crónica, hipotiroidismo o hipoglucemia. A quienes sufren esta condición siempre los tachan de depresivos pero es que, literal, no tienen energía. Revisa los síntomas para que, si te checan, puedas diagnosticarte.
DIAGNÓSTICO
Tienes que ir con un cardiólogo para que te haga:
TRATAMIENTO
No hay una medicina que te lo quite, pero sí hábitos que pueden disminuir la frecuencia con la que te da el patatús:
La más más más importante es mantenerte hidratado con dos o tres litros de agua al día.
No debes estar de pie por mucho tiempo (si no tienes de otra, cada 20 minutos: cruza los pies, empina y suelta repetidamente, pon un pie delante del otro y después cambia de pie, agáchate como para abrocharte los zapatos, estira las piernas sobre una silla).
Evita caminar despacio.
Si vas a estar sentado mucho tiempo hay que mover los pies y las rodillas frecuentemente, trata de pararte y caminar; o ponte en hiperflexión de pecho a rodilla y/o cabeza entre las rodillas.
Usa medias elásticas o calcetines elásticos con presión en el tobillo.
Aumenta la sal en comidas, para mejorar el retorno venoso (solo si no tienes presión arterial alta o daño en el riñón).
Te urge ejercicio aeróbico moderado: yoga, bici, baile, natación.
FRANCISCO AZAR es médico internista con especialidad en cardiología. Lo encuentras en el Centro Médico ABC y en el Instituto Nacional de Cardiología. @bastillo76
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