Salud
Por: Carlos Suárez
¿Vas al gym y no se te nota? Aquí están los 7 errores principales por los que tus cuadritos siguen enterrados en la grasa.
¿Por más que te matas en el gimnasio nomás no logras ponerte en forma? Un personal trainer nos cuenta los 7 errores por los que no se te nota el gym, o sea, panzones y ñangos.
Pero si pesas 80 kilos y mides 1.60, antes de pensar en “cuadritos”, tendrías que pensar en bajar de peso y de medidas. Eso le explico a mis clientes que quieren tener el famoso abdomen de “lavadero” en un mes. Y eso, por dónde lo veas, es una locura; no son resultados que vas a ver sin antes trabajar en otras cosas. Si te pones a hacer mil abdominales diarias, vas a fortalecer los músculos de la zona pero nadie los va a ver, porque hay una buena capa de grasa entre los músculos y la piel que los sepulta. O sea, sí tienes cuadritos, pero están enterrados en tus (todavía excesivos) kilos de grasa.
Te metes en una carrera de 10 kilómetros el próximo fin de semana, pero nunca has corrido ni media cuadra. Además, por lucido, lo presumes a todos en Facebook, pero el día de la carrera corres (ruedas, o te arrastras) dos kilómetros y dices: “Chin, yo estaba decidido pero esto no es para mí”. Tu siguiente carrera es ir a la tienda de la esquina por el six pack de cervezas. Es necesario partir de tu base física actual y de ahí planear las progresiones lógicas y posibles, de otra manera, nunca llegarán los resultados que esperas.
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Según tú, las nalgas de Beyoncé (o Sergio Ramos) son pura ilusión de Photoshop. Hay clientes que primero se ponen un modelo imposible de alcanzar y, cómo no logran parecerse en un mes de ejercicio, empiezan a criticarlo y a descalificarlo. Salen con que Ronaldo seguro es tonto porque se la pasa en el gimnasio, que el Photoshop ayuda a todas las modelos y que todo es una mentira. Por pura salud física y mental, no deberíamos ponernos modelos que desde el principio sabemos que son imposibles.
Aferrarte a la rutina que te dieron hace ocho meses no sirve. Un buen plan de entrenamiento prepara a tu cuerpo para elevar su capacidad de manera progresiva. Es como cuando aprendes a caminar. Si un bebé se sigue agarrando de la mesa de la sala seis meses después de que dio sus primeros pasos debería ser preocupante.
Le copias la rutina al cuate de al lado. Cada cuerpo es diferente, lo que se le funciona a algunos en el gym, puede que a ti no se te note. Además, no somos muy buenos para compararnos. Tú crees que tienes una genética igual de privilegiada que el chavo o chava del gimnasio que se ve espectacular y decides hacer lo mismo que ellos. En realidad, necesitas una rutina y una dieta para tu tipo de cuerpo y condiciones personales.
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Esta idea viene de algunos bariatras, que por impresionar a su cliente, le ponen una dieta de matarlo de hambre para que baje kilos en cuestión de semanas. Cómo va a estar mal alimentado, le piden que no haga ejercicio, pero el riesgo es que el metabolismo se vuelva menos activo. Cuando retoman su dieta de siempre, terminan más gordos que al principio.
Llega el lunes y por el remordimiento de los dos kilos de barbacoa que te empacaste el domingo en la comida familiar, te propones acabar con tu barriga. Te pones a dieta y te inscribes al gimnasio. Pero todo lo demás de tu vida se queda igual. Es mejor hacer cambios pequeños. Por ejemplo, estaciona tu coche cuatro cuadras antes de tu trabajo para caminar más. Muévete en bicicleta. Échale más verduras a tu plato, antes de renunciar al pastel de chocolate.
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Por: Carlos Suárez
