Y como bien dicen por ahí "todo en exceso es malo". Si bien aquí desmentimos eso de que el alcohol destruye tus neuronas, no te estamos diciendo que tomes sin parar.
A ver, vamos a empezar diciéndote que casi ningún doc recomienda entrarle a la bebedera porque tu riñón, tu hígado y todos tus órganos van a empezar a sentirse realmente mal, peeero, ¿cuántas neuronas pierdes cuando tomas?, ¿es verdad la verdattt? Sigue leyendo.
Eso sí, el tequila, pero que si el vodka o las cerezas, afectan las conexiones neuronales del cerebro, lo que es algo completamente diferente.
Debemos decirte que es un mito y la razón por la que existe viene de los tiempos de la Ley Seca en Estados Unidos, que comenzó en 1917 cuando un grupo muy religioso llamado Templanza, comenzó a distribuir este mito para evitar que la gente se metiera a la bebida.
Para 1993, un grupo de científicos quiso entender de dónde venía esta idea de que el alcohol destruye neuronas e hicieron un montón de análisis a cerebros de personas que bebieron todos los días y los que nunca lo hicieron.
“Durante décadas los neurocientíficos pensábamos que el número de neuronas se estabilizaba tras el desarrollo prenatal y postnatal y que empezaba un lento declive que algunas cosas como los tóxicos podían agudizar”, explica en una entrevista a Muy Interesante José Manuel Moltó, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
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Según el experto, lo que descubrieron fue que cada determinado tiempo se forman nuevas neuronas que nos van acompañando en nuestra vida adulta, ya sea que tengamos buenos hábitos o no. “Estas nuevas neuronas están en localizaciones determinadas y no sustituyen a las que pueden perderse como resultado de un accidente o de una enfermedad neurodegenerativa. No obstante se supone que son imprescindibles para procesos tales como la memoria”, indica.
Eso sí, cuando el drink del jueves llega a tu cerebro, se desactiva una función que te ayuda a ser tú mismo interrumpiendo la comunicación entre las neuronas, lo que hace que no te concentres para nada y que se te haga mega difícil hacer tareas cotidianas.
Otro dato de infarto es que el alcohol cambia la estructura física de las neuronas espinosas medianas, el tipo principal de célula en el cuerpo estriado, lo que dificulta comportamientos específicos como dormir, meditar, entre otros.
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El alcohol afecta al cuerpo de varias maneras, dependiendo de la cantidad y la frecuencia con que se consuma, por lo que siempre te vamos a recomendar no consumirlo en exceso.
El alcohol actúa como un depresor, lo que ralentiza las funciones cerebrales. Esto puede causar dificultades para hablar, disminución de la coordinación motora y juicio nublado.
El consumo regular de alcohol puede hacer que el hígado acumule grasa, lo que puede llevar a la enfermedad del hígado graso. La inflamación del hígado por el consumo excesivo puede causar daño hepático y hasta cirrosis.
El alcohol irrita el revestimiento del estómago y puede causar gastritis, acidez estomacal y úlceras. A largo plazo, aumenta el riesgo de cánceres en el sistema digestivo, incluidos el cáncer de esófago, hígado, estómago, colon y páncreas.
Aunque ahora ya lo sabes, simplemente te recomendamos no excederte con absolutamente nada de lo que tomes o comas.
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