Lo que no soporto de las mentes chiquitas

Si alguna vez te han dicho que no puedes lograr algo, lo que sea, seguro te has topado con una de estas

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Por: Viridiana Álvarez

Todo aquel al que le llega una idea a la cabeza y luego, luego le sigue un NO porque… es una mente pequeña.Yo era así, entonces no los juzgo en lo más mínimo. Pero una cosa es decirte que no a ti mismo sobre prácticamente todo, y otra es siempre tratar de jalar al otro para que se quede en “la cubeta” contigo. Me enfrenté con muchos de esos y hasta que los desafié, llegué, literalmente a la cima. Bueno, a tres.

EL “YA NO ESTÁS EN EDAD”

No puedo con las personas que dicen que si no empezaste cuando tenías equis años, “uuuh, no, ya se te fue ese tren, mi vida”. Esto, de hecho, es de lo que más satisfacción me dio. Comprobé que cada quien define sus tiempos, eso hice yo: a los 28 años empecé a hacer ejercicio, a los 30 empecé en el montañismo y seis años después rompí un récord Guinness como la mujer más rápida en la historia en escalar las tres montañas más altas del mundo (Everest, K2, Kanchenjunga, en 1 año y 364 días).

DE PURA CHIRIPA

Es normal que los que no se han arriesgado piensen que tuviste suerte si lo lograste. Pero yo, después de estar diez años detrás de un escritorio, tomé la decisión de arriesgarlo todo: renunciar a mi trabajo, apostar todo mi patrimonio, regresar un anillo antes de casarme, en fin, poner mi vida personal, profesional y familiar en pausa para ir tras un sueño. Por eso se

me resbalan tan fácil todos los comentarios de personas que, desde la comodidad de su silla, observan y critican. Bien dicen que aquellos que se arriesgan y esfuerzan más, tienen más “suerte”, ¿no?

A MÍ SI ME AYUDAN, TAMBIÉN

Y también están los que siempre tratan de desacreditar tus logros. Alguna vez escuché a alguien decir que me subían cargando a la montaña porque les gustaba a los guías. Como si mis pasos no fueran míos y mi esfuerzo no valiera por ser mujer. La montaña es la utopía de la equidad, porque no distingue género, color de piel o posición social. La montaña ofrece la misma altura, inclinación y temperaturas heladas a todos.

Yo me he ganado el respeto en las expediciones con esfuerzo, pasión, disciplina y mucha perseverancia para levantarme después de cada caída. Al final, ninguna vida es para todos. A unos nos aplasta el alma estar tras un escritorio tecleando día y noche, y a otros les horroriza pensar en no tener una rutina tranquila y estar moqueando y sudando en la nieve. El chiste es vivir la vida que quieres, no la que los NOs de tu cabeza te dicten. Para vivir en grande, hay que pensar en grande. 

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