¿Has sentido –especialmente en los últimos meses– que todo mundo avanza menos tú? ¿Que los demás tienen cosas que tú quisieras pero no encuentras la forma de tener? Entonces te urge seguir leyendo, porque en lugar de estar viendo qué tiene el otro, deberías ponerte las pilas y trabajar para conseguir LO QUE TÚ QUIERES
Todos tenemos sueños y metas en algún momento de la vida, pero a veces parece que nada se nos da o nada más no nos llega nuestro momento. Entonces nos sentimos un tanto desanimados y, otras veces, francamente perdidos. Incluso ya de tanto querer y no lograr, hasta volteamos a mirar a la suerte a ver si de pura casualidad se acuerda de nosotros y por ahí nos lanza aunque sea una sonrisita y que con eso nuestra vida cambie.
Este tema se ha agudizado en estas épocas de pausa porque, no solamente pasamos más tiempo en nuestros aparatos viendo lo que otros han logrado y presumen, sino que también encontramos el pretexto peeerfecto para no tener que hacer las cosas porque mejor #quédateencasa. Entonces solamente seguimos añorando todo lo que quisiéramos tener y dónde quisiéramos estar, pero solitos nos metemos el pie.
El problema con esto es que si mientras deseamos y esperamos no hacemos mucho para acercarnos a lo que queremos, pues realmente vamos a obtener muy poco. Y es justo ahí donde está el truco del desear sin hacer. Esto crea una sensación de frustración, de injusticia y hasta de envidia al ver que otros sí tienen lo que deseamos. ¿Cómo es posible? ¡Los otros no se lo merecen tanto como uno!, ¿no es así? Y esto pasa porque lo que deseamos son los resultados, pero no estamos muy dispuestos a pagar los costos.
No estoy naaada a gusto
Entonces… Llegó esta pausa obligada y nos tuvimos que enfrentar a nosotros mismos. Y pasan dos cosas: no nos sentimos a gusto porque, primero, no estamos como siempre, pero, segundo, hay un pequeño factor que casi nadie toma en cuenta, que es estar esperando a que las cosas vuelvan “a la normalidad” y eso no llega, entonces muchas cosas las tenemos en pausa en lugar de seguir avanzando.
Este es el principio de nuestras broncas pero también un pretextazo que nos pone en desventaja. Esta sensación de no avanzar viene de una comparación entre el lugar donde es- tamos y el lugar donde sentimos que deberíamos estar, donde creemos que conviene estar y empezamos a pensar: “no estoy donde quiero”, “no he llegado a donde debo”, “no estoy donde dije que iba a estar”, “no estoy como se supone que debería estar para mi edad”, en fin, para diferentes estándares.
¿Y cómo le hago?
Ahora que ya sabes que no consigues lo que quieres porque no sabes ni qué es, necesitas trazar un camino que te lleve a donde quieres estar de verdad. Empieza por aquí:
TOMA UNA DECISIÓN
¿Realmente esto que quieres lo quieres tanto como para empezar a caminar ese camino con todos sus costos? Por cierto, esta respuesta la tiene tu corazón, no tanto tu cabeza; es decir, la sientes. Dale un tiempecillo para que se manifieste si es necesario.
DISPONTE A PAGAR
Eso implica principalmente renunciar, al menos por algún tiempo, al disfrute o la vivencia de muchas cosas que te gustan o son muy queridas para ti. Tu inversión principal será tiempo de tu vida. Tú dices.
ENFÓCATE
Es mejor dar 15 pasos en una dirección que un paso en 15 direcciones distintas. Si lo que buscas lo pide tu corazón, no te pierdas en la vanidad o los placeres de tus metas intermedias o en lo que alguien te dijo que era, pero no era.
TEN UNA SALIDA DE EMERGENCIA
A veces te das cuenta, ya entrado el camino, que habías fantaseado mucho y que habías idealizado la meta. Quieres renunciar pero mejor te castigas y dices que acabas porque acabas. Acuérdate de la falacia del costo hundido que hablamos en el número de junio 2020 y si te das cuenta de que ese camino no es para ti, déjalo y busca otro lo antes posible. Es una salida digna, créenos.
ASUME TUS PÉRDIDAS
Si ya sabías que las ibas a tener, deja de lamentarte tanto, por eso es súper importante saber, desde el principio, lo que vas a tener que dejar. Es parte del pasaje a lo que deseas y a veces puede que sea muy caro, pero al final es lo que quieres.
CELEBRA Y RECOMPENSA TUS AVANCES
No se trata de que sufras en el camino, sino de que, estando en él, seas capaz de darte cuenta de que cada paso es un avance y que cada centímetro conquistado cuenta. Celebra alrededor de la fogata en las noches, cuenta tus victorias y habla de tus derrotas para hacerle saber al resto que no has dejado de ser humano. Contagia a los demás de ese entusiasmo que alguna vez llamaron locura.
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