¿Tu comadre te recomendó una dieta buenísima con la que vas a enflacar sin hambre porque puedes echarte toda la carne que quieras y no te obliga a comer lechuga? Puede ser demasiado buena para ser verdad
Últimamente se han puesto de moda las dietas bajas en carbohidratos y altas en proteína, que prometen hacerte sentir lleno durante mucho tiempo aunque no comas granos. La verdad es que los carbohidratos no son el demonio, de hecho, cuando los eliminamos al 100% sufrimos problemas digestivos.
Ese es el primer problema de enfocarnos casi al cien en la proteína. Es cierto que sí vas a sentir menos hambre si desayunas algo de proteína, pero no es necesario que solo te eches 8 huevos y una lata de atún.
Es normal asociar la proteína con el músculo, y sí, cuando uno hace mucho ejercicio, necesita reponer las proteínas que se rompen para poder estar fuertes. Hay un aminoácido, llamado leucina, que tiene un papel importante en la síntesis de proteínas, y los shakes de proteína traen un chorro para que te recuperes.
Los viejitos creen que ya no necesitan comer, pero están muy equivocados. Entre más grande, necesitas más proteína porque tu masa muscular tiende a desaparecer. La cosa es que también entre más grande, más prefieres el azúcar. Ni modo, sí vas a tener que hacer un esfuerzo cuando seas mayor para comer más proteína, mantenerte activo y no volverte frágil: mínimo, 1.2 g por kilo de peso.
¿Te va a hacer daño?
La respuesta es, como todo en la vida, hacerlo con moderación. Si la combinas bien, aunque la proteína se la base de tu alimentación, no va a haber problema. Pero si es lo único que comes, sí tienes mayor probabilidad de:
-Tener el colesterol alto, o sea, mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
-Que te dé cáncer
-Piedras y otras enfermedades en el riñón
-No perder peso y hasta engordar más
-Estreñimiento o diarrea (sí, los dos)
¡Pero yo amo la carne!
Está bien, nada más no te tragues seis kilos de bistec al día.
Aunque te encante la carne roja, sustitúyela tres veces por semana por pescado, pechuga de pollo o pavo, nueces o frijoles.
No comas pura proteína, combínala con fruta, verdura y granos no procesados.
Chécate una vez al año el colesterol si tienes algo en los riñones, el hígado, etc, para que puedas seguir entrándole a gusto.
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