Empieza por darle a tu cerebro lo que realmente necesita
El impulso de comernos algo “delicioso” por recompensarnos o reconfortarnos viene de un bajón en algún neurotransmisor, y se vuelve a producir si solo engañas al cerebro dándole comida “vacía”. El chiste es romper con ese círculo vicioso aguantando la ansiedad de los primeros días y empezar a darle a tu cerebro lo que realmente necesita.
Nutriente esencial: agua
Sirve para: favorecer la circulación de los pulsos eléctricos entre neuronas, eliminar desechos y ayudar a mantener la temperatura del cerebro.
Se encuentra en: agua de manantial, aloe vera y agua de coco. Sandía, fresa, uva, melón verde, duraznos, pepino, lechuga, calabacita, jícama y apio.
Nutriente esencial: grasa (omega 3, 6 y 9; fosfolípidos y esfingolípidos)
Sirve para: dar estructura a las células cerebrales para que nuestras neuronas sean flexibles, transmitan mejor la información y produzcan energía.
Se encuentra en: nueces, semillas, pescados grasos (salmón, atún).
Nutriente esencial: proteína
Sirve para: producir neurotransmisores esenciales para el aprendizaje.
Se encuentra en: almendras crudas, carne, pollo, pescado y yogurt.
Nutriente esencial: glucosa
Sirve para: darle energía al cerebro
Se encuentra en: cebolla, nabo, chabacanos secos, kiwi, uvas, pan de grano entero y miel.
Nutriente esencial: micronutrientes (vitaminas y minerales)
Sirve para: producir energía para las neuronas y obtener ciertos neurotransmisores.
Se encuentra en: pistaches, ajo, atún, pavo, carne de res, pollo, salmón y espinaca.
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