Nutrición
Por: Redacción Moi
Si ya estás cansado de lo mismo, acá te van 10 tips para empezar a comer sano
Comer saludable no tiene que ser una tortura, ni empezar con una lista eterna de lo que “ya no puedes comer”. Se trata de hacer cambios reales, sostenibles y que no te den ganas de rendirte a la semana. Aquí te damos 10 tips para empezar a comer sano, sentirte con más energía y, sí, seguir disfrutando lo que comes. Porque comer sano no es dieta, es autocuidado.
De acuerdo con el National Institutes of Health, cambiar, aunque sea un poco, tu forma de comer, puede tener importantes resultados en tu salud, sobre todo si lo que quitas son grasas saturadas o azúcares refinados.
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Es algo así como la gasolina de tu coche, si no le pones te va a dejar tirado por ahí, pero si le pones una marca muy mala, también. Lo importante será darle la adecuada. Con los humanos es igual, hay que tener un equilibrio de todos los macronutrientes principales, sobre todo cuando hablamos de proteínas, carbohidratos (incluida la fibra) y grasas, sin olvidar los micronutrientes esenciales como las vitaminas y los minerales.
Es importante que vayas con un nutriólogo que te ayude a priorizar la nutrición de una manera que se adapte a tu vida diaria.
Tener una alimentación sana trae muchísimos beneficios: te da más energía a lo largo del día, mejora tu concentración y estado de ánimo, fortalece tu sistema inmunológico y ayuda a mantener un peso saludable.
Además, una buena nutrición favorece la salud de la piel, el pelo y las uñas, mejora la digestión y reduce el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión o problemas cardíacos. En pocas palabras, comer bien no solo te hace sentir mejor, también te ayuda a rendir más y a vivir de forma más plena.
El más importante y que siempre te vamos a recomendar, es que prepares tus propios alimentos, pero eso sí, hay otros que te pueden cambiar la vida.
Hidratarte apenas despiertes ayuda a activar tu metabolismo, eliminar toxinas y mejorar tu digestión. Dejar un vaso de agua listo en tu buró o mesa de noche hace que sea más fácil adoptar este hábito desde el primer momento del día.
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Opta por leches vegetales como almendra, avena o coco sin azúcar, o por leche descremada si prefieres seguir consumiendo productos de origen animal. Estos cambios reducen el consumo de grasas saturadas y calorías innecesarias, beneficiando tu corazón y tu digestión.
Transforma tus postres en aliados de tu salud. Usa frutas frescas, semillas, yogur natural, cacao puro o avena para preparar opciones dulces que además aporten fibra, antioxidantes y proteínas, en lugar de azúcares refinados y grasas saturadas.
El atún es una fuente excelente de proteína magra y ácidos grasos omega-3, que son buenísimos para la salud cardiovascular y cerebral. Puedes agregarlo en ensaladas, wraps o bowls para tener comidas fáciles, rápidas y nutritivas.
Los huevos hervidos son un snack práctico y lleno de proteínas. Tenerlos listos en tu refrigerador te salva en días ocupados y evita que recurras a opciones ultraprocesadas cuando tienes hambre.
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Cocinar en casa te da control total sobre los ingredientes y las porciones. Así puedes asegurarte de que tu alimentación sea realmente balanceada y libre de aditivos innecesarios. Además, ¡es más económico y creativo!
Los vegetales son ricos en vitaminas, minerales y fibra. Fíjate la meta de incluir al menos una porción de verduras en cada comida del día, ya sea en ensaladas, smoothies, salteados o sopas.
Ten siempre opciones saludables como nueces, almendras, frutas, yogur griego o barritas de avena caseras para cuando te dé hambre entre comidas. Esto evita antojos impulsivos y mantiene estables tus niveles de energía.
Planificar tus comidas semanales te ayuda a hacer compras más inteligentes y evitar decisiones apresuradas que normalmente terminan en comida chatarra. Además, facilita tener variedad y equilibrio en tus platillos.
Dedica un día a la semana para aprender a preparar una nueva receta sana. Así, poco a poco construirás un recetario personal lleno de opciones deliciosas y nutritivas, y nunca sentirás que comer sano es aburrido o repetitivo.
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