¿Qué pasa en tu cerebro cuando te apanicas?

Si no puedes con el miedo a hablar en público o sudas frío cuando subes al avión, esto te interesa

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Estás durmiendo y de repente la cama se sacude, te despierta escuchar el latido de tu corazón como en sonido estereofónico. En lo que descifras que está temblando, de un brinco ya estás en la puerta de entrada de tu casa y junto a ti está tu perro que también se ve alterado.

Te movió el miedo, que es tu sistema ancestral de alarma, una reacción natural que tienen todos los animales. Este mecanismo de supervivencia se activa cuando estamos en situaciones vulnerables. Ante el anuncio de un peligro, se disparan la angustia y el temor, y estas sensaciones te permiten tomar medidas para protegerte. Por ejemplo, cuando algo te amenaza desarrollas una sensación que te prepara para alejarte de la fuente del miedo (en el caso de un temblor, el miedo a un derrumbe te hace buscar una zona segura) o bien para atacar, defenderte y luchar.

Cuando el miedo llega, también aparecen algunos síntomas fisiológicos asociados: palpitaciones, sudoración, hormigueo, etc. Pero hay veces que es tan grande que nos paraliza y entonces, cuando no podemos reaccionar lo que aparece es frustración y agresividad. Esto es porque, fisiológicamente, las zonas cerebrales que intervienen en estas conductas se encuentran estrechamente interconectadas.

LOS TERRORES MUTANTES
A lo largo de la vida, experimentamos diferentes miedos y en distinto grado. La ventaja es que aquí el tiempo resulta ser buena aliado: lo que se siente como amenazante y terrible a una edad determinada, puede ser normal conforme pasan los años.

0-1 año
Miedo a estímulos intensos y desconocidos (ruidos, dolores)

2-4 años
Son comunes los temores a los animales y a las tormentas

5-6 años
Es clásico el miedo a la oscuridad, las catástrofes, los seres imaginarios (monstruos) y a la separación de los papás.

7-9 años
Lo que domina esta etapa es el miedo al ridículo, a ser expuesto ante los demás y también el miedo al daño físico.

10 y 12 años
Hay temor al fracaso escolar, así como a los accidentes, a las enfermedades y a los conflictos familiares.

13-18 años
Se desarrolla un miedo muy intenso a la pérdida de la autoestima y al fracaso en las relaciones sociales.

18 años
Puede permanecer y arraigarse el temor a los animales, a la sangre, a las heridas y a la muerte.

¿QUÉ HACER?
La terapia cognitivo-conductual ha resultado muy efectiva para trabajar las fobias porque, básicamente, te confronta con lo que te da miedo, varias veces, hasta que logres formar una nueva asociación.

 

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