¡Qué la impulsividad no te domine! ¿Cómo controlarla?

Los impulsivos pierden el control ante situaciones cotidianas, pero ¿qué es lo que pasa en su cabeza cuando explotan?

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La gran diferencia, en términos de impulsividad, entre seres humanos y animales está en el funcionamiento del lóbulo frontal. Porque ahí se regula la planeación, la organización de conducta, el control y focalización de la atención, el control de los impulsos y la regulación emocional.

Justo arriba de la órbita de nuestros ojos, se encuentra la zona responsable de que seamos personas calmadas y reflexivas. Esta corteza orbitofrontal inhibe nuestras “respuestas en automático”. Este punto es súper importante, de él depende que sepas cuando parar, mira este ejemplo para que veas como funciona:

Llegas a casa alrededor de las diez de la noche, después de un día muy movido en el trabajo, donde tuviste que hacer uso de toda tu capacidad “inhibitoria” para no ahorcar al jefe. Saludas a tu esposa y ella te comienza a reclamar sobre una serie de miradas libidinosas que le hiciste a una amiga suya en un sueño que tuvo ella, incluso ante tu indiferencia, te empuja…

Este sería el punto de quiebre para tener una respuesta agresiva y terminante. Es el momento en el que el cerebro más primitivo (lóbulo temporal) ordena defensa y ataque. Aquí entra en acción el lóbulo frontal que se encarga de esta función “inhibitoria” sobre la orden primitiva del lóbulo temporal.

En una actitud reflexiva te tomas un segundo y piensas en cómo responderle a tu esposa. Si le contestas con un empujón y le gritas, el conflicto va a crecer y crecer. En cambio, si bajas el tono de voz y escuchas el fondo del reclamo de lo que ella soñó puedes convertir una crisis potencial en un acercamiento.  Es la función inhibitoria de la corteza orbitofrontal la que está actuando. El lóbulo frontal es nuestro freno. Pero a quienes no les funciona bien, se van de boca y explotan.

Así que la próxima vez que sientas cómo te “hierve la sangre”:

1. Trata de contener el impulso primario

2. Ten la disposición para planear una mejor respuesta

3. Pon tu atención en algo distinto

4. Y si ya explotaste, revisa qué pasó y aprende qué es lo que te detona

Porque si no hace esto, vas directo a una situación explosiva donde tu lóbulo frontal no participó y solamente habló tu lóbulo temporal y al paso de las horas vas a estar arrepentido.

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