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¿Qué es la demencia digital?

Las generaciones más jóvenes son incluso más susceptibles a padecer disfunción de memoria a corto plazo

Harmonia

Primero dejamos de aprender números telefónicos; luego, fechas de cumpleaños de nuestros amigos, y acabamos por ni siquiera saber cómo se llaman las calles que están cerca de nuestra casa –al fin que Google Maps o Waze nos dirán cómo llegar.

Ahora, nos cuesta trabajo leer textos que sean más extensos que un meme o una publicación en redes sociales, y cada vez se escucha con más frecuencia que alguien dice “hoy sí que tengo déficit de atención”.

Pues bien, la ciencia ha descubierto que esta declaración tiene bastante de verdad, y que uno de los causantes de estos crecientes problemas de memoria y atención podría ser nuestra adicción a la tecnología. Tristemente, las generaciones más jóvenes son incluso más susceptibles a padecer disfunción de memoria a corto plazo.

En Asia, más del 67% de la población pasa el día conectada a aparatos digitales. Este porcentaje no solo es alarmante en cuanto a la cantidad de personas que no despegan su mirada de las computadoras, tabletas, consolas de videojuegos, pantallas de televisión o celulares, sino al tiempo que les dedican. Un estudio de la UCLA en Estados Unidos reveló que, en promedio, la gente pasa más de 7 horas al día conectada y que los cerebros de los usuarios revelan información cada vez más alarmante sobre un problema que se define como demencia digital.

El término fue acuñado por un neurocientífico alemán en el 2012 para describir la forma en que la tecnología está reduciendo las habilidades cognitivas de los usuarios de manera similar a lo producido por el envejecimiento, lesiones cerebrales o como consecuencia de una enfermedad psiquiátrica. El sobreuso de aparatos electrónicos y, sobre todo, de sus funciones y apps que nos facilitan la vida, afecta el desarrollo del cerebro y particularmente del hemisferio derecho, el cual maneja las habilidades de intuición, emocionales e imaginativas.

Ahora, para saber algo basta con buscarlo en Google o Wikipedia. En realidad, tener acceso a tanta información es genial, pero los individuos se han acostumbrado a hacer búsquedas para encontrar respuestas rápidas, en lugar de investigar para aprender. Tal vez el hemisferio izquierdo del cerebro se esté desarrollando más, pues éste maneja las habilidades racionales y de búsqueda de datos, pero al perder nuestra capacidad para concentrarnos y recordar información, ningún dato encontrado permanece “grabado” en nuestra memoria.

El desequilibrio de desarrollo cerebral está asociado con problemas como poca retención de la información, ansiedad, depresión, falta de concentración y reducción de la memoria. Afortunadamente, la solución a esto puede ser sencilla: basta con usar nuestro cerebro practicando hobbies que nos obliguen a pensar y aprendiendo información básica de las personas que más nos importan.

Algunas maneras de revertir los efectos negativos del uso excesivo de tecnología incluyen:

– memorizar el teléfono de casa y celular, la fecha de cumpleaños y la dirección de nuestros seres queridos (familia más cercana y amigos a los que frecuentamos).

Aunado a ello, vale la pena aprovechar el tiempo libre para leer un libro impreso, no digital, ya que esto ha demostrado promover la retención de información –nombres de personajes y desarrollo de la trama– y el desarrollo de la imaginación. Por otra parte, tocar un instrumento musical, aprender la letra de canciones y cantar buscando entonar lo más posible, es decir, reconocer e intentar igualar una nota, requiere del uso de ambos hemisferios del cerebro, por lo que puede ser un método ideal para equilibrarlo. Por último, la actividad física promueve el flujo de sangre y la transportación de nutrientes al cerebro, así que fomentar la salud cerebral es una razón más para ejercitarse con frecuencia.

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