¿Qué es la ansiedad secundaria y cómo te está afectando?

La ansiedad secundaria te hace más daño que lo que en un principio te causó ansiedad, aprende a controlarla

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Por: Omar López Vergara

Para muchos, doctos y legos, debe ser sorprendente que el concepto de “ansiedad secundaria” no haya sido concebido por un sesudo psicólogo o psiquiatra, sino por un genial dibujante de caricaturas de ascendencia alemana, que alguna vez sirvió en la armada de los Estados Unidos y que murió hace poco más de 20 años. En efecto, Charles M. Schulz, el creador de Charlie Brown y Snoopy, en una de sus tiras cómicas hace colegir a Charlie, un niño alto en neuroticismo, que “mis ansiedades tienen ansiedades”.

La línea argumentativa va de la siguiente manera:

Charlie Brown: Me da mucha ansiedad la escuela… También me da mucha ansiedad que me dé mucha ansiedad la escuela… mis ansiedades tienen ansiedades. Y aunque se han hecho camisetas y pines de este gag (“My anxieties have anxieties”), el concepto de ansiedad secundaria es utilísimo para el tratamiento de la ansiedad generalizada y de muchos otros padecimientos mentales.

Adrian Wells, de la Universidad de Manchester, ha desarrollado a partir del concepto de ansiedad secundaria todo un nuevo tipo de tratamiento que resulta bastante eficaz para los trastornos de ansiedad, señala que hay dos tipos de ansiosos: los ansiosos felices y los ansiosos infelices; los ansiosos infelices están ansiosos casi todo el tiempo por estar ansiosos, mientras que los ansiosos felices solo tienen un tipo de ansiedad, no dos, y aceptan su ansiedad plenamente sin intentar hacer nada con ella.

Designó a la ansiedad primaria como “Ansiedad tipo 1” y a la ansiedad secundaria como “Ansiedad tipo 2”. Para este investigador, un trastorno de ansiedad generalizada se presenta solamente cuando el paciente sufre de ansiedad tipo 2 (la ansiedad tipo 1 no es un problema a tratar). La terapia metacognitiva, creación del Doctor Wells, pretende que los pacientes aprendan a tolerar y aceptar la ansiedad, dado que nunca se ha demostrado que esta sea peligrosa, ni a corto ni a largo plazo (aunque sobre la ansiedad a largo plazo puede haber discusión, como en la mayoría de los postulados científicos). También presenta un método novedoso para dejar de “rumiar”, es decir, darle vueltas y vueltas a los problemas a lo largo del día (o peor aún, de la noche), proceso que conduce simplemente a mayor ansiedad y a ninguna resolución del problema en cuestión. Aunque esto sería tema para otro artículo. 

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Existe una industria multimillonaria alrededor del mundo que ha postulado que la ansiedad es peligrosa y que uno debería estar tranquilo todo el tiempo. Pero muchos autores, como Wells precisamente, han tratado de deshabilitar el mito de que la ansiedad es peligrosa o incluso mortal.

Hay que recordar que nunca, jamás, nadie se ha muerto de ansiedad. Y esta nueva línea de tratamientos psicológicos enfocados en los procesos secundarios han sido útiles para otro tipo de padecimientos, como trastorno obsesivo compulsivo e incluso depresión refractaria (resistente) a medicamentos.

“La ansiedad es un mecanismo de sobrevivencia del ser humano tan natural como los estornudos, y tan o más inofensivo que estos, y la sociedad moderna, al tratar de eliminar del todo la ansiedad, comete un absurdo tan grave como pretender que los estornudos sean peligrosos o que deban ser suprimidos”, menciona la autora Angela Patmore en su extraordinario libro The truth about stress. Y lo que argumenta esta periodista inglesa se sostiene con lo que ha documentado la investigación psicológica: aquellos que tienen más propensión a desarrollar crisis de angustia o trastornos por ataques de pánico son precisamente aquellas personas que sufren de ansiedad secundaria.

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