Tenemos tan normalizado este tipo de comportamiento dañino que hasta la RAE ya tiene una definición
“Ayyy, es que estoy tan sola”, “nadie me comprende”, “me queda tan poco tiempo de vida”, clásicas frases de una mamá que se victimiza y se la pasa haciendo panchos. Entonces sus hijos, acongojados, le dan dinero, la cuidan, la acompañan, dejan a un lado sus vidas, la sacan a comer, etc. ¿Te suena?
¿Por qué nos encannnnta hacernos la víctima? Porque vivimos en un estado automático y hemos aprendido a relacionarnos con nuestro entorno y a partir de ese comportamiento. Es decir, por ignorantes.
¿La recompensa? Una es tener excusas socialmente aceptables para no hacer, para posponer. Y otro de los beneficios, si pensamos en alguien que lo haga a voluntad, es poder conseguir cosas, entonces puede ser el método para obtener algo más. Pero lo que realmente estamos consiguiendo es aceptación social y es que, entre más logremos que las demás personas nos compren nuestras excusas hasta nosotros mismos nos la creemos, y ese es un buen motivo para no actuar.
¿Y si más bien me gusta victimizar a los demás?
Yo puedo ocupar el comportamiento de victimización porque me conviene, porque vivo en la lela o porque no sé lo que estoy haciendo (comportamientos mecánicos aprendidos). Y a lo mejor alguien que no necesariamente tiene esa conducta pero sí la produce en los demás. Y eso también tiene una razón de ser: la fantasía de sentirse el rescatador. “Yo puedo con todo”, “yo ayudo a todos”, “yo soy responsable de todos”. El problema de esta fantasía es que la felicidad de esta persona está basada en que el otro quiera ser salvado o rescatado. Y cuando eso no pasa, pues hay mucha frustración. A lo que voy es que puede haber dos opciones: el que yo gestione bajo esta conducta o el que yo trate al otro para que él se vuelva la víctima.
Volviendo a la víctima
Las víctimas son súper identificables porque tooodo el tiempo hablan con excusas y justificaciones de por qué no hacen las cosas y siempre hubo algo afuera. Recuerda que victimización es percibir algo o alguien afuera de ti que es más poderoso que tú mismo, que te impide llegar a tus objetivos o hacer cosas.
Alguien que tiene este proceso conductual siempre encuentra excusas. Son amantes del “es que siempre lo digo en mis conferencias, tienen “es-quezofrenia”. “Es que no pude porque mi jefe…”, “es que no lo hice porque…” Generalmente cuando hay excusas es porque hay victimización.
¿Cómo me bajo del mam** de la victimización?
Tomando decisiones y haciéndote responsable de las consecuencias que suceden por tus acciones. Acción y no acción es actuar, Si hice o no hice es mi decisión. Cuando tú decides en conciencia debes asumir las consecuencias de esa decisión. Y eso, también es responsabilidad.
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