Porque el enojo que traes guardado puede tener muchas causas
Como muchas emociones, la ira es la versión exacerbada de otra emoción, y esa es el enojo. Este se activa en tu cuerpo para ayudarte a poner límites ante algo que te está afectando, entonces el enojo es una llamada para poner un límite a una persona o situación, a ti mismo o a la vida. La ira es como este enojo que te has tragado y que has estado reprimiendo y que no te sientes con derecho de decir o expresar. Este enojo se ha ido convirtiendo a lo largo del tiempo en ira, que está dentro de ti como un cáncer, que te destruye, ya que una de las cualidades del enojo es que tiene una gran cantidad de energía y nos prepara para la defensa, para la batalla, para la pelea.
Piensa en las personas que se han estado tragando su enojo durante años, siempre tienen gastritis, colitis, inflamación de los pulmones y las vías respiratorias, y hasta enfermedades del sistema inmunológico porque el cuerpo se ataca a sí mismo. Y es que toda esa cantidad de energía guardada se va contra ti y tu sistema inmunológico, en lugar de resolver los factores externos, te ataca a ti.
DE MUY ATRÁS
El enojo que traes guardado puede tener muchas causas. Imagínate que tuviste un papá lleno de ira y que tú no tenías derecho a sacar tu propio enojo porque él se ofendía, te lastimaba y hasta te golpeaba. Entonces, tú te tuviste que tragar tu ira porque no había lugar para tu enojo y ahora todo sale. O tal vez aprendiste a tener una vida llena de responsabilidades desde muy chiquito y no tenías derecho.
NO TE HAGAS
Aquí hay de dos sopas, pero tú sabes que esto pasa aunque te quieras engañar:
La ira que implota: esta se va hacia dentro porque te la tragas y empiezas a sacarla en forma de autocastigo, masoquismo, autosabotaje. En pocas palabras, estás tan enojado contigo mismo que te metes el pie comiendo lo que sabes que te hace daño, endeudándote de forma desenfrenada, haciendo cosas que te hacen sentir mal, como beber de más. El punto es que te castigas tú solito porque estás muy enojado y tienes todo adentro
La ira que explota: tiene el mismo origen pero la descarga es con los demás. Te guardas tantas cosas que cuando salen, mandas a todos al carajo, mientas madres, le dices a tu hermana que no la soportas, a tu amiga que deje de ser una víctima y a tus hijos que no saben hacer nada. Además, eres una persona que todo se lo toma personal y vive peleándose con todo mundo. ¡Vives a la defensiva! Siempre tu reacción es el ataque, el tomártelo personal y sentir que todo es injusto, eres una persona muy perfeccionista y muy peleonera.
DEJA DE ESCONDERTE
Para dejar atrás la ira, necesitas aprender a ser tú mismo, y no, no se trata de decir “pues yo siempre estoy enojado y así soy”. Se trata más bien de autoanalizarte e ir aprendiendo a reconocer tus necesidades y tus verdaderos sentimientos, porque la ira es tu emoción segura, tu emoción cómoda. O sea, si tú no sabes sentir tristeza, no sabes sentir miedo, tampoco sabes sentir alegría, afecto, entonces recurres a la ira porque tras de ella te puedes esconder.
La bronca que tienes es no saber manejar tus emociones, digamos que necesitas aprender a expresar tus necesidades, a conocer y expresar lo que eres, a conectar con todas tus emociones para que no se acumulen y la ira no te domine.
MOTOR DE CAMBIO
Tampoco se trata de que todo en tu vida sean arcoíris y corazones. La ira es un gran combustible de cambio. Muchas personas lo utilizan, por ejemplo, para salir de una relación que ya no funciona, estar enojado es una forma de empoderamiento, por ejemplo, cuando quieres hacer algo que te da mucho miedo, a veces el enojo por tu condición económica o el enojo por tu sobrepeso, es justamente el motor para salir de ahí. La ira canalizada con consciencia es el combustible perfecto para transformar las realidades, para poner límites.
PARA BIEN
Necesitas un proceso de terapia porque casi siempre la ira lo que oculta es dolor, entonces tienes que resolver ese dolor de fondo y cuando lo cures no necesitarás esa enorme ira. La persona con ira también es una persona con mucha voluntad, con mucha energía, lo único que tiene que hacer es dirigir su ira y no que su ira la dirija a ella. Una vez que analices y superes ese dolor, puedes salir adelante sin recurrir a la comodidad de la ira.
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