No busques la perfección

La perfección es un concepto alejado de la realidad, por eso el intento de ser perfeccionista, o sea, alcanzar la perfección es un tema de control que nunca vas a lograr. Los perfeccionistas buscan desesperadamente que todo salga como esperan y en el instante que quieren. Obvio todo el tiempo se topan con pared.

El problema es que el perfeccionista se rehúsa a reconocer sus limitantes y se la pasa pidiéndole peras al olmo. La persona perfeccionista niega, evade y/o rechaza cualquier tipo de límite, su tendencia a ignorar todos estos límites genera una situación eterna de neurosis y desorientación, porque no acepta la realidad.

Su vida está llena de ansiedad, preocupación excesiva por el orden y necesidad de control. Cae en conductas y acciones repetitivas, es incapaz de aceptar la posibilidad del error, la falla o el fracaso. Obvio, su autoestima anda por los suelos y vive en pánico de cometer errores y que los demás lo juzguen, pues se mide con una vara altísima.

Los seres humanos somos capaces de desarrollarnos y crecer, sobre todo cuando aceptamos que somos imperfectos. Nos definimos por muchos factores de nuestra vida cotidiana; no siempre se puede ser el empleado ejemplar, el amigo infalible y la pareja ideal. Si solamente nos enfocamos en una de estas facetas perdemos la posibilidad de destacar en todas las demás. Es mucho mejor ser bueno en todas las áreas que ser un padre ejemplar, pero el peor esposo, y ni qué decir de ser empleado del mes todo el año, pero vivir enfermo por comer  pésimo, por estar estresado y nunca hacer ejercicio.

La perfección es un estado irreal y, por lo mismo, inalcanzable, es mucho más importante revisarse uno mismo cada que sea necesario, ajustar metas y evaluar los siguientes pasos. Mejor trata de aprovechar lo que tienes y no pierdas el tiempo tratando de alcanzar la supuesta e imposible perfección.