¿Le mientes a tu terapeuta?

¿No crees que es una incongruencia que le inviertas tanto y vayas a mentir? Lo peor es que todo el mundo lo hace, ahí te va por qué

Compartir

Por fin decidiste ir a terapia, encontraste al especialista perfecto y te chutas el maldito tráfico cada mes para llegar. Felicidades. ¡Ahora di la verdad!

Prácticamente todos le mienten a su terapeuta: “Me encontré a mi ex, pero ni lo volteé a ver”, “Solo me tomo una copita en la cena”, “No, nunca me sentí así en mi infancia, eh…” Y así podríamos listar 100 mentiras más. La psicoterapeuta Anita Gadhia-Smith dice que “construir un grado de confianza en terapia es gradual. Siempre hay un pequeño riesgo, ya que se comparte en confidencia y la reacción del terapeuta es evaluada por el paciente. Si siente que es aceptado, comienza a construirse una relación en la cual la apertura irá incrementando”. O sea, es normal que no alcances un nivel de confianza altísimo las primeras sesiones, pero esto tiene que ir evolucionando a más y no a menos.

Hay estudios de muchos lados, como Anxiety, Panic and Health; Capital Choice Counseling y US News, que han mostrado varios motivos por los cuales mentimos. Estos son los cinco más comunes y lo que puedes hacer para cambiarlos.

TE DA PENA / DUELE DEMASIADO HABLAR DE ESO

Somos tan duros con nosotros mismos que podemos llegar a sentir que lo que hicimos no merece ser perdonado, que fue algo demasiado grueso o hasta nos cuesta creer que haya venido de nosotros. A veces, puede haber pasado tanto tiempo que ya no quieres recorrer ese camino de nuevo, que en tu mente ya está “superado”.

Cómo manejarlo

Siempre habrá cosas que queramos que permanezcan privadas, pero justo para eso estás ahí, para ver si la herida sigue doliendo, porque si sí, hay que abrirla. Si de plano te cuesta decirlo en voz alta, lo puedes escribir antes de tu sesión, así vas más preparado y con la información más digerida para compartirla.

ESTÁS EN NEGACIÓN

En este mundo tan acelerado estamos “muy ocupados”, “exhaustos” o “felices”, porque no hay tiempo para ser frágiles; entonces, ¿qué hacemos? Esconder nuestros problemas abajo del tapete porque traemos prisa de pasar a lo que sigue…¡HASTA EN TU TERAPIA! Así que te convences de que por el hecho de estar ahí, ya estás haciendo algo por tu salud mental, y nada es tan grave como
para detenerte en eso.

Cómo manejarlo

Si ya estás en terapia, ábrete, ponte
en un lugar de vulnerabilidad y deja que pase lo que tenga que pasar. Analiza por qué estás yendo a terapia, más allá de la razón inicial, y deja que el especialista te guíe para arrancar los problemas de raíz. Muy importante: desconéctate. No dejes que tu ego te haga pensar que el mundo no puede sobrevivir una hora sin ti.

TE SIENTES JUZGADO

Ok, tienes razón. Nuestra naturaleza humana es juzgar, siempre, para bien o para mal. Y sí, tu terapeuta es persona, pero ten varios puntos en mente: no eres ni el primero ni el último en tener ese problema; no eres el paciente más grave que va a tener y nadie te va a juzgar más duro de lo que tú te juzgas.

Cómo manejarlo

En la moi 48 te dimos señales para identificar si tu terapeuta es bueno, y una de ellas es que no te sientas juzgado. Un especialista preparado tiene que escuchar absolutamente todo el panorama: cómo te hizo sentir, en qué momento de tu vida estabas y cuál era el contexto, sin emitir juicios de valor. Y en todo caso, si te llegas a sentir juzgado, se lo tienes que hacer saber para que puedan construir una relación de confianza.

POR ESTRELLITA MARINERA

Al ser un especialista tendemos a verlo como un ser superior o maestro, y para muchos se vuelve muy importante convertirse en su alumno (paciente) estrella. Pero no estás ahí para complacerlo, ni él a ti. No te confundas. Tiene que ser un esfuerzo mutuo para TU beneficio, así que si fallas, si le marcaste a tu ex, si te volviste a atascar de comida, ¡díselo! Si no, jamás te vas a componer.

Cómo manejarlo

Ir a terapia es invertir tiempo y dinero en tu salud mental; si solo cuentas lo bueno, es- tás tirando eso a la basura. OJO: si constantemente sientes miedo de decepcionarlo o no le quieres contar cosas porque piensas que te va a correr de la desesperación, o que si le cuentas te va a mandar con otro especialista porque eres caso perdido, no está funcionando. Pon atención a lo que te hace sentir, porque esto es como cualquier relación, encuentras al bueno con prueba y error.

NO SABÍAS QUE ERA IMPORTANTE

A veces omitimos información importan- te porque según nosotros parece no estar relacionada con nuestra razón para ir a terapia o creemos que no tiene relevancia. Nada es irrelevante en una terapia, cuéntale hasta de tu pez mascota que se murió al tercer día. ¡Todo!

Cómo manejarlo

Aclara. Intenta tener prioridades y dale la oportunidad a tu terapeuta de ahondar en ciertos temas. Si hay algo que no consideras importante pero él sí, probablemente es buena idea que lo hablen más a fondo

¿Te gustó esta nota? Califícala

1 Star2 Stars3 Stars4 Stars5 Stars (2 votes, average: 3.50 out of 5)
Loading...

Sé el primero en comentar este artículo

Dejar una respuesta