Creer que eres como eres sólo por que sí es el peor error que puedes cometer, por eso te dejamos los hábitos que te dan ansiedad.
Si eres una persona que todo el día se está moviendo, habla y habla o de plano no para de hacer cosas, es probable que sufras de algún problema de salud mental, pero también si te la pasas en tu casa sin salir, eso sí, lo que podría estar pasando es que tienes hábitos que te generan ansiedad.
Ahí te va la voladora, cada vez que siente que te da es porque tu cerebro está recibiendo una respuesta bastante agresiva del sistema nervioso central caracterizada por una hiperactivación de ciertas áreas del cerebro, como la amígdala y la corteza prefrontal, que regulan las emociones y el procesamiento del miedo.
Cuando te está pasando que no aguantas la ansiedad es porque la amígdala te está acribillando con señales excesivas de alerta. Esto activa el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA) y libera hormonas del estrés, como el cortisol. Es por eso que comienzas a sentirte en un estado de hipervigilancia, lo que hace que tu cuerpo quiera salir del lugar en donde está, algo a lo que los psicólogos llama la “huída”.
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Si de pronto siente un poco de taquicardia, comienzas a sudar como puerquito o respiras con mucho cuidado, y no estás enfermo de nada, es probable que lo que tengas sea ansiedad.
En lo emocional, las personas con ansiedad sienten preocupación constante, miedo irracional, irritabilidad y dificultad para concentrarse. Su comportamiento puede incluir evitación de situaciones que les generen estrés, inquietud (como mover constantemente manos o pies), necesidad de control excesivo, dificultad para relajarse e incluso explosiones emocionales ante situaciones aparentemente menores.
Cuando pospones tareas o responsabilidades, acumulas una sensación de presión y culpa que incrementa el estrés. Esto genera un ciclo donde el cerebro se anticipa al fracaso o al caos que puede venir por no cumplir, manteniendo la ansiedad activa. A largo plazo, la acumulación de pendientes alimenta la sensación de estar abrumado, lo que agrava el problema.
Esto es hijo del punto anterior, y es que regularmente las personas que procrastinan no tienen ninguna agenda o cuaderno donde apunten todo, al contrario tienen una rutina de desorganización que es como una bola de nieve que va haciéndose grande, y más grande, lo que aumenta la sensación de estar fuera de control… y obvio, ansiedad.
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El café, bebidas energéticas o incluso el azúcar en exceso pueden estimular el sistema nervioso central, provocando síntomas físicos como taquicardia y temblores. Esto puede confundirse con ataques de ansiedad, y si ya eres propenso a ella, estos estímulos pueden intensificarla al mantenerte en un estado de alerta constante.
Si ya viste el perfil de tu crush 19 veces esta mañana, o estás viendo a tu amistattt que ni es tu amiga y al contrario la medio envidias, vas a generar una sobreestimulación de información que saturará tu cerebro. Este es el peor hábito, ya que alimenta pensamientos intrusivos, autocrítica y la sensación de no ser suficiente, contribuyendo a la ansiedad social o existencial.
Ignorar conflictos, evadir conversaciones importantes o reprimir emociones crea una acumulación de tensiones no resueltas. El cerebro, al percibir una amenaza pendiente, entra en un estado de alerta constante lo que a la larga te va a generar un montón de ansiedad.
Ahora que ya sabes cuáles son los hábitos que te generan ansiedad, ¿qué esperas para sacarlos por completo de tu rutina?
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