¿Empieza de cero la escuela? Checa estos tips para tu hijo

Ya sea el kínder o la maestría, empezar de cero en una escuela puede tensar a tu hijo (y a ti). Aquí algunos tips que harán más fácil
 el proceso y seguro te darán paz

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EL PRIMER DÍA DEL PRIMER AÑO ESCOLAR, EVER!

Ana Carolina Mejía, autora de Corazón de León va a la escuela, ofrece estos consejos a las mamás que dejan a sus hijos en la escuela por primera vez, los cambian a una nueva o viven alguna experiencia que los apega de nuevo al hogar (como la llegada de un bebé):

  1. Recorre la escuela con tu hijo muchas veces antes del primer día de clases. Muéstrale dónde está el baño, el área de juegos, la biblioteca, preséntale a sus maestras, etc.
  2. Cuéntale un cuento sobre lo que será un día en la escuela, desde que salen de casa hasta que vuelven, así reduces su ansiedad.
  3. Es importante que lleve algo de su casa consigo. Los niños necesitan objetos para hacer la transición más fácilmente.
  4. Valida sus emociones. No tengas miedo de llamarlas por su nombre. No desaparecen mágicamente al no pronunciarlas, al contrario, crecen.

 

¿Y SI YA ES PUBERTO O MAYOR?

Que haya crecido no quiere decir que domine el cambio de escuela. Es posible que no te lo cuente, pero la gran mayoría de los adolescentes experimentarán algún periodo de ansiedad. Es básico que te mantengas alerta, pues el 8% desarrollará un trastorno de ansiedad que muchas veces se vincula con depresión. Puedes darle algunas herramientas para que se sienta más tranquilo.

  1. Platica qué espera de esta etapa. Muchas preparatorias significan un cambio importante: tienen que organizar su horario, cambiar de salones, relacionarse con diferentes maestros.
  2. Apuntar y distribuir su día para hacer sus trabajos, tareas y actividades extraescolares le va a ayudar a no inscribirse a todos los clubes y equipos deportivos.
  3. Puede establecer ciertas rutinas que le van a servir mucho, como preparar sus cosas un día antes.
  4. Ofrécele apoyo. En la prepa y la universidad hay más carga de trabajo. Recuérdale que puede buscar tutores o maestros, o formar un grupo de estudio. No está solo.

 

  1. Reconoce la presión social. Puedes empezar la plática mencionando que su nueva escuela es mucho más grande o que no ha visto a su mejor amigo en un rato.
  2. Mantén tu vínculo. Tócalo, míralo a los ojos y apaga cualquier pantalla. Por un minuto, que sea lo más importante para ti y él lo debe saber.
  3. La gastritis, el sueño excesivo o la falta de ganas pueden ser síntomas de ansiedad.

A CUALQUIER EDAD: QUE DUERMA

Los niños y adolescentes que descansan lo suficiente tienen mejor desempeño escolar. La falta de sueño se relaciona con incapacidad para concentrarse, menos energía y un sistema inmune más débil. ¿Cuánto dormir? Los niños necesitan al menos nueve horas cada noche. Los adolescentes, a veces más.

¿CÓMO? RUTINA. RUTINA. RUTINA.

Hay que acostarse a la misma hora, e ir adelantando poco a poco este horario durante las semanas previas a la escuela. Nadie tendría que quedarse dormido viendo una pantalla, mucho menos los niños y pubertos. Que se olvide de dormir con el celular al lado para que no sea lo primero que vea al despertar.

 

Y ahora que se fue…

No te quedes sentado en la cama de tu hijo llorando porque ya creció o no te necesita. Sigue este plan de sobrevivencia:

ACEPTA TUS SENTIMIENTOS. Claro que está terminando una etapa, pero la buena noticia es que ¡empieza un nuevo capítulo en tu vida! Tienes la libertad para por fin, ordenar ese cuarto de servicio que usas como bodega. Si es chiquito, en la tarde vas a tener mucho de qué platicar tras su primer día en la escuela.

BÚSCATE ALGO QUE HACER. Es la oportunidad de dedicarle más tiempo a esas ideas o proyectos que dejaste en el tintero. Ese blog que siempre quisiste escribir, la clase de francés a la que nunca te inscribiste, los cursos de fotografía que se te olvidaron…

ENTÉRATE. Lee y pregunta sobre la etapa que está empezando tu hijo. Siempre hay otros padres pasando por lo mismo o cosas similares.

Cuando se dan cambios en la familia, como el principio de la vida académica o una nueva etapa, es normal que se reacomoden las emociones. Vale la pena tener un proyecto, un trabajo y una pasión además de criar a los hijos. Suena a cliché, pero es verdad: si tú estás bien, tu hijo también lo va a estar.

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