El poder de un abrazo
¿Te has puesto a pensar por qué cuando te abrazan de inmediato mejora tu estado de ánimo?
Cuando quieres a alguien lo abrazas y esto hace que liberes un chorro de oxitocina y tu bond con esa persona se vuelve mucho más profundo. Literal, un abrazo puede lograr que se te olvide la maldad que te acaba de hacer el novio; pero no solamente eso, incluso puede ayudar a que heridas físicas se empiecen a curar. El beneficio es para las dos personas. Es como cuando donas a una fundación, tú te sientes bien y ayudas a la causa.
El contrato humano es esencial para nuestro bienestar. El “hambre de piel” (sí, se oye asqueroso) es real. Nuestros cuerpos están programados para dar y responder al contacto físico, así se elimina el cortisol que genera el estrés.
¿O es mejor de lejitos?
Aguas, hay personas o situaciones en las que un abrazo no es para nada lo adecuado. Aquí te decimos cómo saber cuándo sí buscar un abrazo.
- Lee las señales del otro. Si está súper tieso cuando lo saludas, ni se te ocurra abrazarlo.
- ¿Qué tan cercano eres a la persona? Abrazar a alguien que acabas de conocer no es buena idea.
- En el trabajo mejor evita los abrazos. No vaya a ser que te acusen de acoso.
- Hazlo, aunque no seas mucho de abrazar. Hay veces que alguien va a necesitar eso de ti y vas a tener que hacerlo.
- Prepárate para decir que no. Cuando de verdad no quieras -por la razón que sea-, tienes derecho a decirlo, sobre todo si es alguien a quien ves seguido. Un “no soy mucho de abrazos” debe bastar.
¿Te gustó esta nota? Califícala