¿Te enfrentas al dilema de que todo te pega durísimo, incluso cosas que no tienen nada que ver contigo? Puede que tu empatía esté por los cielos y no es bueno ni malo, pero ahí está y ahí se va a quedar así que aprende a lidiar con ella
¿Cómo?, ¿se puede ser demasiado sensible?, ¿qué significa eso? He relacionado este tema conmigo y personas a mi alrededor durante años: “tu problema es que eres muy sensible”, “todo te afecta”, “necesitas tener la piel más gruesa”, etc. La cuestión aquí es cómo aprender a vivir en un mundo lleno de estímulos negativos cuando sentimos más que los demás… sin volvernos locos ni poner barreras.
Una persona altamente sensible necesita pasar tiempo sola y no le gustan las multitudes ni los escándalos. También tiene problemas para descansar y dejar de lado las broncas de la oficina cuando llega a su casa. Suelen ser introvertidos, mientras que los émpatas no necesariamente lo son. Es más, les encanta la gente y sus ganas de ayudar a otros pueden más que la sobreestimulación. Esto sucede porque un émpata no solamente “entiende” por lo que está pasando el otro, sino que lo siente en mayor o menor medida. Lo malo llega cuando no pueden distinguir los sentimientos y sensaciones ajenos de los propios. Una persona altamente sensible no llega a ese extremo.
¿Qué es un émpata?
Empatía es experimentar lo que otra persona está pensando y sintiendo en determinado momento. No es “entenderlo”, es pasar por lo mismo, sentirlo en ese mismo momento, desde su punto de vista, no del que lo verías tú mismo. Esto es posible porque los humanos (y algunos primates) tenemos neuronas espejo que nos dan la capacidad de desplegar, leer y copiar señales emocionales por medio de expresiones faciales y lenguaje corporal. No es sentir por alguien, es sentir con ese alguien. ¿El lado malo? Que no es algo que se puede prender y apagar, sino que sucede quieras o no.
NO ERES PSÍQUICO PERO SÍ SIENTES LO DE OTROS
Es importante que sepas si eres hipersensible, porque, aunque serlo tiene aspectos muy positivos, el sentirte profunda e íntimamente conectado con otros, con las emociones ajenas, incluso cuando el otro no las asume, puede ser extremadamente abrumador. El chiste es, primero, saber si eres muy sensible para después aprender a lidiar con los sentimientos que eso trae.
Hablamos de algo relativamente nuevo: de las personas hipersensibles y émpatas, que antes eran consideradas exageradas, pero hoy tenemos bases científicas de que algunos sí sienten de más. Y se convierte en un dilema porque no está padre llenarte de sentimientos ajenos, en especial negativos. Este es el dilema del émpata: qué hacer con esos sentimientos.
Es importante reconocer, si es tu caso, que somos personas altamente sensibles y que es posible que no nos estemos cuidando lo suficiente, que por eso nos sintamos deprimidos, ansiosos, enojados y hasta lleguemos a caer en conductas adictivas y hábitos nocivos que nos distraen de toda esta angustia que, sin darnos cuenta, se genera en nuestro interior.
No debes andar por la vida ahogándonos en el mar emocional de otros, bastante tenemos con el nuestro.
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