Por fin decidiste ir a terapia, ¡bravo! Ahora, la cosa es a cuál. Un mismo problema se puede tratar de muchas maneras, el chiste es encontrar una terapia con la que te sientas cómodo y vaya con tu personalidad
La terapia es un espacio donde tú y el terapeuta van a abordar temas que te son difíciles o no has podido resolver solo. Esa persona debe ayudarte a poner en palabras lo vivido, usando técnicas como preguntas abiertas, reformulación de problemas, ejercicios de puesta en situación, espacios de silencio, etcétera.
No todas las corrientes de terapia son iguales, algunas se enfocan en el pasado, otras en el futuro y algunas más no te permiten ni verte cara a cara con el terapeuta.
Encontrar al terapeuta ideal es casi tan difícil (o más) que encontrar pareja, pero si por lo menos tienes una idea de lo que buscas, puedes ahorrar tiempo y dinero.
Primero lo primero, ¿qué terapia es para ti?
* ¿Me funciona que me dejen tareas para resolver un problema? Ve al punto 4
* Lo mío es la introspección y conocer lo que se esconde en mi inconsciente. Corre al 1
* Solo necesito un empujoncito o consejo para resolver un asunto que no me deja en paz.
El punto 6 es pa’ ti
* Una de mis mayores broncas es relacionarme con mi equipo de trabajo y a veces con los demás. Checa el 5
* Creo que le falta sentido a mi vida y un propósito para seguir adelante. Échale ojo al 2 o al 3
* Nomás quiero que me ayuden a resolver un asunto con mi pareja. Busca el 7
* Quiero saber por qué mi terapeuta me mandó al psiquiatra. Te urge ver el 8
Es un modelo teórico propuesto por Sigmund Freud que se basa en la exploración del inconsciente, lugar donde se guardan los pensamientos, impulsos, deseos reprimidos y conflictos, la mayoría de cuando eras niño. El psicoanalista analiza, valga la redundancia, tus sueños y la interpretación que haces de ellos, tus “deslices” a la hora de platicarle algo, la asociación libre (o sea, el “dígame todo lo que se le venga a la cabeza”) y hasta tus mecanismos de defensa. Todo le da pistas de lo que traes en tu inconsciente y hay que trabajar.
Sirve para tratar: ansiedad, dependencia, depresión, estrés y, sobre todo, todo tipo de neurosis.
Ideal para personas que:
Cómo son las sesiones: pueden durar desde cinco minutos (no es broma ni lo común, pero así son los lacanianos, que cuando surge el inconsciente, interrumpen la sesión) hasta 45 minutos. El terapeuta es pasivo, rara vez interviene o emite su opinión y se sienta atrás del paciente para evitar el contacto cara a cara, porque la idea es que hable y hable, para que su inconsciente fluya sin sentirse reprimido. Una vez que sale una de esas pistas, detiene la sesión para que el paciente profundice en el asunto.
La corriente propuesta por Abraham Maslow y Carl Rogers se centra en la autorrealización y la existencia. O sea, se alejan de la noción de que la persona está enferma; lo único que pasa es que en ese momento tiene un problema (algo natural del ser humano) y hay que resolverlo. El terapeuta es un facilitador que le ayuda a la persona a tomar conciencia de lo que está experimentando y a reestructurarse, identificando sus capacidades.
Sirve para tratar: problemas del día a día, sexualidad, dramas existenciales.
Ideal para personas que:
Cómo son las sesiones: duran entre 45 y 60 minutos. El terapeuta es activo y trabaja de frente con el “cliente”, no paciente, en un ambiente cómodo. Es el cliente quien establece qué quiere lograr, el terapeuta solo lo guía.
Esta terapia desarrollada por Viktor Frankl se enfoca en el significado de la existencia humana y en la búsqueda de sentido. Sostiene que al hombre se le puede arrebatar todo excepto el poder de decidir su propio camino. Se enfoca en llenar la existencia de sentido en sus tres dimensiones: la física, la mental y la espiritual.
Sirve para tratar: situaciones que te causan dolor y tristeza; adicciones; para entenderte mejor a ti mismo; desarrollar una mayor autoestima.
Ideal para personas que:
Cómo son las sesiones: duran aproximadamente 50 minutos y se recomiendan una vez a la semana. El terapeuta es activo y confrontará al paciente sobre los eventos que le son problemáticos para conducirlo a que actúe por encima y fuera del miedo y sufrimiento.
Se basa en que los pensamientos, creencias y actitudes afectan los sentimientos y comportamientos de las personas, por eso busca que el paciente identifique sus patrones de conducta disfuncionales, desarrolle las herramientas para afrontar sus problemas y pueda modificar sus maneras de actuar.
Sirve para tratar: ansiedad, depresión, problemas alimenticios, adicciones, somatizaciones y estrés postraumático.
Ideal para personas que:
Cómo son las sesiones: duran entre 50 minutos y una hora, una vez por semana. El terapeuta es particularmente activo porque, por medio de tareas, incita al paciente a que controle sus pensamientos negativos y entrene sus habilidades para la resolución de problemas.
Surge de un método teórico ecosistémico, o sea, parte de que tú eres el resultado de tus relaciones, por eso toma en cuenta TODOS los sistemas que te rodean: familia, amigos, compañeros de trabajo, pareja, etc. Busca identificar los patrones disfuncionales de tu comportamiento, así como el de las personas a tu alrededor, y los redirige hasta encontrar un equilibrio.
Sirve para tratar: conflictos de pareja o de familia, y problemas de comportamiento.
Ideal para personas que:
Cómo son las sesiones: se trabaja alternando sesiones grupales con individuales. Para que el diálogo se dé, se construye un espacio de confianza y de confidencialidad en el consultorio, donde cada uno trabaja los conflictos que los llevaron ahí.
Es un modelo terapéutico que se centra en desarrollar el autoconocimiento, la aceptación, el crecimiento personal y la utilización adecuada de los propios recursos de la persona.
Sirve para tratar: problemas cotidianos. No es para encontrarle el sentido a la vida, sino para tomar mejores decisiones y tener un mejor estilo de vida.
Ideal para personas que:
Cómo son las sesiones: suelen ser sesiones semanales de 50 minutos, durante el tiempo necesario —que varía en cada caso—, de acuerdo con los objetivos planteados. El counselor da una guía sobre el tema que se está tratando para que, de manera autónoma, la persona tome las decisiones.
Cualquiera de las corrientes anteriores que permita ir en bola puede convertirse en una terapia familiar o grupal. Es más, puede que empieces yendo solo y tu terapeuta te sugiera incluir a la persona con quien tienes broncas. El chiste es analizar las dificultades que los han llevado a una crisis. Pero ni se te ocurra querer obligar al otro; para que la terapia funcione, todos los participantes tienen que estar dispuestos.
Uno no va con un psiquiatra porque se le ocurrió. Generalmente, es porque tu terapeuta o un doctor de otra especialidad te mandó. Un psiquiatra trata estados de ánimo que van más allá de un problema de pareja o estar triste por una pérdida. Atiende los desórdenes en los estados de ánimo causados por la producción de sustancias cerebrales específicas. Si tu terapeuta te mandó, es porque necesitas medicinas para tener una vida funcional.
Ojo: si estás yendo a cualquier otro terapeuta, no un psiquiatra, y te quiere medicar, abandónalo. Un psicólogo no tiene la facultad ni la preparación para hacerlo.
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