Si no fuiste el mejor en la clase de manualidades en el kínder, tranqui, tu creatividad puede estar en otro lado; aprende a liberarla
El cliché por excelencia de la creatividad es que está asociada con el arte. Muchas personas se definen como creativas o no creativas con base en sus habilidades artísticas o manuales y, aunque las artes son un gran escenario para emplear la imaginación, estas no son lo único.
La creatividad es una conexión de ideas y conceptos, aparentemente ajenos, de manera original. Esto puede suceder, por ejemplo, en la ciencia. Los científicos son personas que todo el tiempo inventan hipótesis para entender el funcionamiento de la realidad. Los chefs, matemáticos, administradores, doctores, y toda persona que logre resolver problemas o crear propuestas diferentes a las conocidas, poseen una mente creativa, y casi todas las actividades humanas nos dan oportunidades para serlo.
Que todos seamos creativos, o que tengamos la capacidad de serlo, no significa que por el hecho de saberlo se active esta habilidad. Es como si de pronto nos dijeran: “todo el mundo puede correr muy rápido” y ese día decidiéramos echar una carrerita con Usain Bolt. Sería imposible. Lo mismo pasa con nuestra creatividad, como con cualquier otra habilidad, necesita disciplina y constancia.
Si quisiéramos correr un maratón, necesitaríamos una rutina cardiovascular para deshacernos del exceso de grasa, y otra de fuerza y resistencia para tener músculos fuertes, ágiles, flexibles y bien nutridos. Con la creatividad pasa igual, preimero hay que eliminar el exceso de pensamientos limitantes y rutinarios para generar nuevas ideas, y así como alguien que quiere correr busca un entrenador, si quieres ser más creativo necesitas algunas herramientas que te ayuden a desarrollarte.
Uno de losm ás grandes errores es pensar que la creatividad está ahí fresca y radiante, esperando a que la llamemos para crear cosas maravillosas, o que se encuentra en la imaginación, o que tiene que ver con una especia de rayo inspirador. No funciona así. La creatividad tiene dos sedes: mente y cerebro. La mente genera nuestros pensamientos y se ve influenciada por experiencias, información, educación y cultura, entre muchos otros factores. Consejos como “piensa fuera de la caja” o “piensa como un niño” se refieren al funcionamiento de la mente. Por otro lado, si comprendemos cómo funciona nuestro cerebro creativo y cómo se cultivan los hábitos del pensamiento, es mucho más fácil poner en práctica esos consejos.
La creatividad está 100% relacionada con el buen funcionamiento biológico del cerebro, ¿cómo se te van a ocurrir nuevas maneras de ver una misma cosa si estás hundido en el estrés y el cansancio, si comes pésimo, no tienes estímulos intelectuales, vives en una eterna repetición, clavado en tus necedades? Tus malos hábitos, afectan directamente la claridad, agilidad y originalidad de tu pensamiento. ¡Desintoxícate!
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