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¿Cómo dejar de preocuparte por todo?

Si te llaman Don Preocupón porque ni sabes bien lo que va a pasar, pero ahí estás con el alma en un hilo. Aquí te explicamos qué hacer para que le ganes de una vez por todas a la maldita preocupación

Alexis Alanis

Por: Augusto Cury

 

La preocupación acompañada de resolución nos ayuda a evitar situaciones de peligro porque nos ayuda a evaluar circunstancias, definir pasos concretos para lidiar con los problemas y poner en marcha un plan de acción. La bronca viene cuando esa preocupación se convierte en una emoción paralizante, se te ocurren los peores escenarios y empiezas a sufrir anticipadamente por cosas para las que faltan años o que son irreales (tipo estar neurótico por lo que otros piensan de ti, si está en riesgo tu chamba, qué pasaría si te divorcias).

 

¿Qué hago con mis preocupaciones?

 

  1. Identifica si son productivas (si te llevan a resolver un problema) o improductivas. Pregúntate si eso que te preocupa es algo que puedes resolver o no. Guíate con esto:

* ¿El problema es algo que enfrentas actualmente o es una situación imaginaria?

* Si el problema es imaginario, ¿qué tan probable es que ocurra?

* ¿Puedes hacer algo respecto al problema o prepararte para enfrentarlo, o es algo que está fuera de tu control?

 

Si desde el principio te diste cuenta de que son imaginarias, obvio no las vas a poder resolver porque aún no son un problema, así que archívalas en el área de preocupaciones que por el momento no se pueden resolver y enfócate en lo que sí es urgente y necesario.

 

  1. Establece un tiempo para preocuparte. No es ignorar tus problemas, sino afrontarlos en el momento asignado. Tómate 30 minutos máximo para manejar eso que no te deja en paz. Si te cachas pensando en eso a lo largo del día, repítete: “Ahorita no. No es el momento”.
  2. Escribe lo que te agobia. Está comprobado que ver algo por escrito te ayuda a poner en perspectiva tus preocupaciones. Además, vaciar tus telarañas en una hoja de papel las saca de tu mente.
  3. Usa recuerdos positivos. Dentro de tus tiempos de preocupación, usa los últimos minutos para pensar en recuerdos positivos, vete a un lugar donde te sentías feliz, orgulloso y relajado. Eso hará que te quedes con esa sensación en vez de con el agobio de tus pendientes.
  4. Distráete. Si te preocupas fuera de tu “horario”, busca distracciones que te entretengan: lee un libro, habla por teléfono con tu mejor amigo, sal a correr.
  5. Respeta tus lugares de descanso. No te preocupes en la cama o en tu sillón favorito, maneja las preocupaciones como una tarea, así cuando te vayas a dormir, no vas a pensar en tu cama como un lugar de preocupaciones.

 

Manos a la obra

Te dejamos tres ejercicios para cuando esto suceda:

  1. La mesa redonda del yo: consiste en juntar todas las emociones que nos causa equis situación (dolor, angustia, ansiedad, miedo) y ponerlas en una mesa imaginaria para cuestionarlas: ¿por qué me afectan?, ¿en qué época empecé a tener esa sensación?, etc. Después, con esa información construye vías de escape alrededor del núcleo traumático y analiza cómo cambiarlas por emociones positivas.
  2. Dudar-criticar-determinar: la duda es el principio de la sabiduría, por eso este ejercicio comienza cuestionando los miedos, las falsas creencias y el sentimiento de incapacidad que se nos vienen a la mente cuando estamos frente a una situación que nos supera, para después criticarlos y determinas las acciones.
  3. ¿Y entonces? El chiste es llevar tu preocupación al peor escenario para darte cuenta de que, al final, no es para tanto o que algo que creías sin solución sí la tiene. Imagina que sucede lo que te preocupa y pregúntate, las veces que sea necesario, “¿y entonces?”, hasta que topes con pared y llegues a las últimas consecuencias de lo que te preocupa. Solo pensando eso, vas a poder evaluar qué hacer y si es válido tu miedo.

Es casi imposible que dejemos de preocuparnos, el chiste es escoger con qué hacerlo y no darle tanta importancia a tooodo lo que se nos cruza en frente. Escoge tus batallas y vas a ver que, además, puedes encontrar soluciones más creativas para todos tus problemas.

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Jefa Editorial Web de Revista moi