Y mientras tanto Siria sigue en guerra

Los países están demasiado preocupados por lo que ocurre en su interior o zonas muy cercanas y han abandonado la agenda internacional de la paz.

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Que si Trump hizo o dijo algo, que si en Francia ganó Macron, que si Corea del Norte sigue amenazando, que si esto o que si lo otro. Mientras todo esto atrapa la atención, Siria entró haces unos meses en su séptimo año de conflicto armado que ha generado una gravísima crisis humanitaria y Venezuela se descompone a niveles de escándalo.

Los países están demasiado preocupados por lo que ocurre en su interior o zonas muy cercanas y han abandonado la agenda internacional de la paz. Quedó solo en papel aquel sueño o proyecto civilizatorio que nació de la Segunda Guerra Mundial y que encarnó en la creación de la Organización de las Naciones Unidas bajo la idea de que todos los pueblos se comprometen “a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”. Puros buenos deseos, nada real.

Mientras Europa, con excepción de Alemania, de manera hipócrita e irresponsable se negó a recibir a los refugiados sirios, millones de ellos se encuentran en países vecinos que tienen una capacidad económica muy inferior. Turquía ha recibido a 2.9 millones, Líbano a poco más de 1 millón, Jordania a más de 600 mil, Irak más de 200 mil y Egipto más de 100 mil.

La comunidad internacional ha dejado pasar una y otra brutalidad. La destrucción de patrimonio cultural de la humanidad, la utilización de armamento químico, el ataque a población civil como fue el caso de la destrucción de Alepo, el asesinato en cifras elevadísimas.

A pesar de que el autodenominado Estado Islámico ha sufrido muchos reveses y su capacidad se ha visto disminuida importantemente, el resto de los contendientes, incluido el gobierno, continúan las agresiones cotidianas a pesar de los varios compromisos de alto al fuego que se han hecho. Los últimos reportes hablan de ciudades sitiadas que están siendo bombardeadas.

Más de 13 millones de sirios requieren de asistencia elemental: medicamentos, atención médica, alimento, resguardo. Más de 6 millones de desplazados dentro del país requieren protección, cientos de miles necesitan abandonar zonas de conflicto. Lo más básico no puede ser garantizado.

La situación no mejorará ya que la comunidad internacional se centra en resolver la crisis humanitaria y no en el origen del problema. ¿Cuántos años de guerra son suficientes? ¿Cuánto sufrimiento se requiere para actuar?

Más de 3 millones de sirios no han visto nada en su vida más que guerra. Se trata de dimensionar a partir de cifras pero la guerra en Siria, y cualquier otra incluyendo la mexicana actual, es mucho más que eso, es sobre sufrimiento, sobre generaciones perdidas, sobre el horror, sobre el fracaso.

Mientras tanto el mundo seguirá volteando a otro lado. Siria, Venezuela, Corea del Norte, México son un fracaso colectivo. Nacional e internacional.

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