Trump y el fascismo

Los nombramientos de su gabinete tienen una gran presencia de militares. Su interés es fortalecer el ejército.

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Tiene mucho sentido recordar lo que se decía hace meses. Desde el inicio de su campaña, el mundo prefirió burlarse que tomar en serio a Trump. Que no ganaría las primarias contra políticos profesionales dentro del partido Republicano y después se aseguraba que perdería contra Hillary Clinton. Una y otra vez se predijo la derrota. Después, muchos pensaron que el discurso del candidato se moderaría en la presidencia. Nada de eso fue y es cierto. Trump es lo que vemos.

No quiero entrar en detalles del caos que ha armado en tan solo unos días al frente del país más poderoso del mundo. Me quiero detener en una imagen que estuvo circulando en redes sociales.

Se trata de un poster en el United States Holocaust Memorial Museum que se encuentra en Washington, DC. El título es Advertencias tempranas del fascismo.

El fascismo fue el movimiento político de Benito Mussolini y hoy en día se entiende como un régimen autoritario, totalitario y antidemocrático.

La lista de elementos que el poster muestra nos hace pensar en Trump de inmediato.

Fuerte y continuo nacionalismo. Su discurso de America first y Make America great again, entre otros, ha hecho del orgullo norteamericano un elemento central de la campaña y objetivo del gobierno de Trump.

Desdeño por los Derechos Humanos. Desde candidato el desprecio por personas con alguna discapacidad, mexicanos, mujeres, musulmanes e incluso su decisión de no recibir refugiados o revivir la tortura, apuntan en esa dirección.

Identificación de enemigos como causa de unidad. Los elementos que ha usado para crear cohesión han sido mostrar a varios colectivos como enemigos de los que tendría que proteger a los norteamericanos. El muro y los mexicanos, el ataque a musulmanes y la restricción de entrada a personas de 7 países de mayoría musulmana. Nada de ello funciona para lo que pretende proteger, es más discurso y creación de enemigos externos.

Supremacía de los militares. Los nombramientos de su gabinete tienen una gran presencia de militares. Su interés es fortalecer el ejército.

Desenfrenado sexismo. Poco que agregar aquí. Los escándalos que se crearon en campaña por su desprecio a las mujeres son muy conocidos.

Control de los medios de comunicación. Desde que asumió el poder ha iniciado un ataque contra los medios que son críticos. Los ha acusado de ser Fake News y los nombra como partido de oposición. Incluso su estratega, Steve Bannon, les ha pedido que “se callen la boca”.

Obsesión con la seguridad nacional. Nada ha sido más presente en sus primeros días de gobierno que crear una impresión de que el país está en riesgo y que urge proveerle seguridad.

Entrelazar religión y gobierno. Ha mostrado más de una vez su rechazo por el islam. Incluso ha propuesto recibir refugiados cristianos antes que musulmanes. La primera enmienda de la constitución norteamericana prohíbe privilegiar a alguna religión sobre otra.

La lista sigue con otros como protección de intereses corporativos suprimir poder de sindicatos, rechazo a intelectuales y a las artes, obsesión con el crimen y su castigo, gran corrupción y favores a amigos cercanos y elecciones fraudulentas. Todo ello ya se deja ver en las decisiones de Trump.

Estados Unidos es un país de leyes y de instituciones. Ellas junto con la ciudadanía y los medios serán quienes podrán poner un freno a lo que está allí, un autoritario tratando de ganar terreno.

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