Las decisiones sobre lo que comemos tienen impactos de los que pocas veces estamos conscientes.
La Navidad puede traer muchas cosas: Regalos, fiestas, posadas, visitas familiares. También otros pesares con el potencial de provocar tragedias de proporciones mundiales, como la resistencia bacteriana a antibióticos.
Cuando un antibiótico se encuentra con una población de bacterias, muchas de éstas mueren. Pero siempre hay algunas poquitas que de manera natural tendrán ciertos genes que las harán capaces de sobrevivir al enemigo. Estas bacterias resistentes tendrán hijos a quienes les pasarán sus genes de resistencia, creando en poco tiempo poblaciones de bacterias resistentes a antibióticos. Entre más antibióticos se encuentren con bacterias, este proceso se acelerará. ¿Qué tiene que ver esto con la Navidad? Parece que los pavos son los animales a quien más retacamos de antibióticos, y por lo tanto son también el producto alimenticio más contaminado con bacterias resistentes a antibióticos.
La manera en que criamos animales industrialmente es terrible por varias razones, una de ellas el uso excesivo de antibióticos. Las condiciones en que viven los animales, hacinados entre millones de individuos, de los cuales en el caso de las aves el 30% son cadáveres, crea escenarios inmundos donde es muy probable que proliferen cualquier tipo de patógenos. Es por eso que, para prevenir epidemias bacterianas, se les suministran cantidades enormes de antibióticos.
Las bacterias que evolucionan dentro de los pavos rellenos de antibióticos pasan hacia los seres humanos de varias maneras. Una es el contacto directo con las personas que trabajan en estos lugares. Otra es a través de su carne. Se ha encontrado que la carne de pavo es la que contiene a las bacterias con mayor resistencia de entre todos los productos animales.
La resistencia bacteriana a los antibióticos es actualmente una crisis de salud mundial. Sin antibióticos eficientes nos enfrentamos a un futuro donde sacarse una muela podría provocar la muerte por una infección, un futuro que se parece mucho a lo que ya está ocurriendo por todos los hospitales del mundo, donde uno de los mayores riesgos de cualquier operación es el contagio por una bacteria resistente y no otras complicaciones.
En estas fiestas decembrinas, como en cualquier otra ocasión, las decisiones sobre lo que comemos tienen impactos de los que pocas veces estamos conscientes. Podemos seguir optando por comer pavos de granjas industriales y fomentar un futuro donde no existan antibióticos eficientes, o podemos elegir comer otra cosa.
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