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No dejes para mañana lo que puedes procrastinar hoy

La procrastinación no comenzó con los videos de gatitos. Dichos como “no dejes para mañana lo que podrías hacer hoy” vienen de hace siglos.

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La procrastinación no comenzó con los videos de gatitos. Dichos como “no dejes para mañana lo que podrías hacer hoy” vienen de hace siglos, evidenciando que desde hace mucho tiempo había gente que dejaba para mañana, o pasado, o quién sabe para cuándo, lo que podría haber hecho hoy. Procrastinar es algo muy humano que cruza tiempos y culturas, ¿por qué?

Nuestros cerebros son unos loquillos enganchados con la dopamina, que es un neurotransmisor encargado entre otras cosas de la sensaciones y comportamientos de recompensa y motivación. Algo que consideramos recompensa libera dopamina, y eso nos hace sentir bien.

Algo que nos produce eso es completar una tarea, por pequeña que sea, y nuestro cerebro lo que quiere es que nos sintamos bien. Lo malo es que su concepto de bienestar está sesgado hacia el momento presente: de manera más o menos automática, el cerebro optará por hacer aquellas cosas que nos den un placer inmediato. Por ejemplo, ver videos cortos en YouTube y reír, o platicar con alguna amiga en alguna red social y reír también.

A pesar de que acabar la tesis o un reporte nos traería mayor placer en el futuro, por ejemplo en forma de un aumento o de haber completado una tarea mayor, para el junkie cerebro lo importante es la dopamina que pueda tener ahorita, en este preciso momento. Y pues internet es una fuente dorada de cosas que se pueden obtener en este preciso momento, de ahí que sea también una fuente inagotable de procrastinación.

Pero no siempre sucede así, no todo el tiempo estamos procrastinando. Cuando tomamos decisiones de manera más meditada, una parte del cerebro llamada córtex prefrontal es la responsable de analizar la información y evaluar qué hacer: decisiones voluntarias. Pero el córtex prefrontal no está activo todo el tiempo, tiene que ser activado conscientemente.

Si tomamos decisiones sin estar concentradas, entonces el sistema límbico es el que se encarga de decidir qué hacer. El sistema límbico son una serie de estructuras en el cerebro que, entre otras cosas, se encargan sobre todo de respuestas automáticas que tienen que ver con la sobrevivencia. El sistema límbico en este sentido es más impulsivo, y uno de sus neurotransmisores favoritos es la dopamina. Por lo tanto, si no tomamos las decisiones con el córtex prefrontal, el sistema límbico lo hará y lo hará apostando por rush inmediato de dopamina. Es decir, por gifs de las olimpiadas. O test de qué ensalada revela tu personalidad. O la lista de las 10 cosas que no sabías de tu mascota. O [introducir la última actividad procrastinadora del día].

Pero hay esperanza. Además de tratar de estar consciente de las decisiones todo el tiempo, lo cual parece ser una tarea fácilmente procrastinable, se puede engañar al cerebro. Por ejemplo, planeando periodos de 20 a 30 minutos para hacer una tarea corta, que finalizando obtenga una recompensa en forma de postrecito o un ratito en internet. Estos pequeños distractores de placer brindarán al cerebro su dosis de dopamina para mantenerlo con calma, y a nosotros felicidad inmediata pero también la satisfacción y motivación de hacer decisiones planeadas para un bienestar a futuro.

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